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jueves, 22 de julio de 2010

Espeleología en la Cueva de la mora

Hoy los más intrépidos de la familia nos vamos a aventurar en la práctica de la espeleología. Acompañados de Rafa, un guía muy majo, nos dirigimos al Cañón de Añisclo, donde está la Cueva de la Mora, Gruta del Moro o como quiera que se le llame, cada uno le da un nombre diferenete.

Los 4 osados son Sara, Silvia, Eric y yo mismo. Estamos ya equipados y con la entrada de la cueva a nuestras espaldas.




Los primeros pasos son de tanteo, de acostumbrarse al barro del suelo, a la fria agua y a lo resbaladizo del terreno.



Una pausa para observar de cerca esta gran estalagmita.



Alternan zonas de suelo seco con otras de barro y también pasos por dentro del agua.



Aquí pasamos bastante frio, ya que el agua está helada y el frio atraviesa el neopreno o se mete agua directamente por los pies o por los agujeros que ya tiene el traje.



Los 4 exploradores avanzan por esta cueva, que tiene más de 1 km desde la entrada hasta la salida.



El peque concentrandose para salvar un obstáculo.



Hay que mirar por donde pisamos!



Estalactitas y estalagmitas adornan las diferentes salas por las que vamos pasando.



Oscuridad total, solo rota por la luz de nuestros frontales y por el flash de la cámara.



Un paso estrecho!















Aquí cubre bastante, y el frio que pasamos es grande.



Por fin salimos de nuevo a terreno seco!







Grandes piedras obstaculizan nuestro avance.



Y ahora hay un tramo seco y llanito, para descansar.







Pero esto dura poco, de nuevo nos encontramos con agua...






Y aquí un enorme barrizal, donde los zapatos se quedan pegados y cuesta mucho dar un paso.








Siempre buena cara, jejeje.



Con el flash de la cámara, los miles de gotitas de agua que están en la roca adquieren un brillo muy especial.







En esta gigantesca columna (estalactita y estalagmita juntas) posamos y de paso descansamos un poco. Estas formaciones de roca crecen a razón de 1 mm cada 100 años. ¿Cuántos siglos tendrá esa columna...?



Estamos ya bastante guarrindongos...



Y ahora toca escalar una pared vertical... venga Silvia, yo te empujo desde abajo,jeje.



Tras hacer todos la escalada, la gruta se estrecha.



Hay que arrastrarse por el barro para poder pasar.



El casco es nuestro mejor aliado!



Menos mal que aquí ya podemos ir de pie nuevamente.



Pronto, sin embargo, se vuelve a hacer pequeñito...



Y terminamos pegando barrigazos para poder salvar el último tramo de la cueva.















Salimos de la cueva y saludamos a la cámara!



Y para lavarse, que mejor que un salto a una poza. Primero Sarita...



... luego yo...


... y finalmente Eric, que se lo pensó mucho pero finalmente se atrevió.
Una experiencia diferente, más "activa" que el rafting.


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