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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Alpes Marítimos: la despedida


Me despierto y destapo las ventanas. La helada luz del sol entra a raudales dentro del coche, donde hace un frio que te quieres morir. El coche está cubierto de hielo, la helada ha sido fuerte.


Desayuno un poco, me caliento los cacaolats para sacudirme un poco el frio, y me pongo en camino. Simplemente, haré un sube-baja al Col des Champs, no tengo tiempo para más.


Primeros kilómetros, que son por la carretera general que, por el valle, permanece fiel al rio Var. Ahora paso por St-Martin d'Entraunes.





En ese mismo pueblo, cojo la carretera que, tras cruzar sobre el rio Var, sube al puerto. Me sobresalta ver que el puerto está cerrado, espero que la nieve no impida llegar a la cima!


Empiezo a subir, con la duda ahí presente, por una carretera en estupendo estado. La bajada será rápida!


No tardo en tener a la vista les Aiguilles de Pelens. El punto más alto, es esa aguja, la Grande Aiguille de Pelens, con 2.523 metros.


Montes nevados y una mañana radiante y soleada.


Acercándome a Val Pelens, una pequeña estación de esquí de fondo, bajo la sombría mirada de las agujas.





Tras pasar Val Pelens, prosigo mi subida a este puertazo de más de 2.000 metros, lo más alto de todo este stage de 4 dias.


Omnipresentes las agujas, se observa que estoy en zona de desprendimientos.





Pasando la zona del Bosque Verde, estoy a punto de salir a terreno abierto y pelado.


Observo con gran cansancio el trazado de la carretera. Buf... poco me queda por subir...


Pasando bajo la Sommet de la Frema, de 2.747 metros.


Los últimos kilómetros son con paisaje 100% alta montaña.








La carretera se estira, como queriendo tocar el cielo. Y yo, tras ella.


Espectacular el Col des Champs, por esta vertiente este.


Llego a la cima, bien rodeado de nieve pero con la carretera limpia. Enfrente, la Tete des Muletiers, de 2.245 metros.


Menos mal! Mirando la otra vertiente, veo que está completamente helada. Habría sido dificil o imposible coronar por el lado oeste.


Yo me daré media vuelta, no sin antes detenerme unos minutos para gozar de estas vistas, completamente apartado de todo signo de vida humana.


La bajada hasta el rio Var es rápida pero muy fria.


Y sin nada más, llego al coche, donde ahora sí que me cambiaré y me pondré ropa en condiciones (osea, un polar y un chándal) para emprender el camino de regreso a casa.

Ha sido una excelente forma de casi terminar el año, les tenía muchas ganas al Authion y al Col des Champs, y ambos han caido ya.

Ahora, a idear nuevas rutas...

Saludos!
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martes, 22 de noviembre de 2011

Alpes Marítimos: segunda etapa





He dormido de maravilla en aquel tranquilo aparcamiento al lado del rio Vesubie, en Saint-Jean la Riviere. Ningún ruido alteró mi sueño. Por eso, bien descansado, me despierto al son del despertador cuando falta un rato para que haya luz. El primer sector es corto, un sube-baja a Madone d'Utelle, y luego tengo un traslado en coche para hacer el sector largo del dia. Por ese motivo, no voy a desayunar ahora, sinó que lo haré durante el trayecto.

Solamente me tomo un zumo de naranja antes de empezar a pedalear, y eso hace que, a los 5 minutos de rodar, tenga que parar a plantar un pino. Amparado por la oscuridad, no tengo problema en conseguir intimidad, jeje.

Prosigo la subida dirección Utelle, dejando abajo el Valle de la Vesubie.


Tras pasar el pueblo de Utelle, la carretera se estrecha sobremanera. Es una delicia.


Utelle, pueblo situado en lo alto de esa colina, domina completamente el Valle de la Vesubie.


A medida que gano altura tengo las primeras vistas de las cumbres nevadas del Parque Natural del Mercantour.


Llegando a la cima, en lo alto de la Crete de la Madone y mirando hacia el Mediterraneo.


El Sanctuaire de la Madone d'Utelle. Lugar de peregrinación, el templo fué fundado en al año 850 por marineros españoles, que dieron las gracias a la Virgen por haberlos salvado de un naufragio guiándolos con una estrella. En el interior hay ofrendas de peregrinos agradecidos.


Avanzo un poco más por la Cresta y llego a esta Mesa de Orientación.


Desde ahí arriba, tengo excepcionales vistas del Mediterraneo...


... y del Santuario de la Madona d'Utelle.


Bajo por donde subí, deseoso de llegar al coche y pegarme un buen desayuno, pues salí con el estómago vacío. El pueblo de Utelle es acariciado por los primeros rayos de sol.


Llego al coche, meto la bici al maletero y pongo rumbo a La Bollinette. Un traslado de una media hora que me sirve para ir desayunando como Dios manda.

Aparco en el lugar señalado y empiezo un duro segundo sector. El primer puerto, también en sube-baja, será el Col St-Martin. No tardo nada en elevarme sobre el Valle de la Tinée.





Carretera en perfecto estado, cosa que agradeceré sobre todo bajando, y con pendientes llevaderas.





Pasando por La Roche, observo la Iglesia de St-Jacques.





Zona bastante abierta, esta subida me resulta muy amena.


Encarando el último tramo, ya puedo ver al fondo el final de la ascensión.


El pueblo de St-Dalmas también quedó abajo hace un rato.

Estoy en la cima del Col St-Martin. Aquí tenemos la Estación de Esquí de La Colmiane. Yo me daré media vuelta y bajaré por donde he subido.


Llegando al final de la bajada, reencuentro el rio Tinée.


Unos cuantos kilómetros haré por la carretera del valle, remontando el curso de rio Tinée.


Hasta llegar a St-Sauveur-sur-Tinée, donde me desviaré hacia la izquierda.


Pero antes de tomar el desvio, en ese mismo pueblo debo llenar el bidón de agua, que luego no me falte.


Me adentro por solitaria carretera por el Valle de la Vionene, rumbo al Col de la Couillole.


Pendientes bastante más serias las que me voy encontrando aquí.


El Valle de la Tinée queda hundido, estoy ganando altura con gran rapidez.


Zona muy escarpada y con unos túneles, sin duda la parte más espectacular del puerto.











Entonces, al dar una curva muy cerrada, tengo la primera visión de Roubion, pueblo de una espectacularidad increible, colgado completamente en la ladera de Le Testal, una montaña de 1.754 metros de altitud.


Increible...


Si nos fijamos, aun podemos imaginar partes de las antiguas murallas que protegían el pueblo de los lobos.


Dejo atrás Roubion y encaro el último tramo de subida hasta el Col de la Couillole.





El final del puerto nos muestra su cara más amable.


Coronando este importante puerto, a 1.678 metros de altitud.


Tengo ahora un corto y rapidísimo descenso, hasta Beuil y el Valle del Cians.


Paso raudo por Beuil y me dispongo a hacer un corto sube-baja hasta Valberg, pueblo y puerto de montaña a la vez.


Llego a Valberg y en el centro de este pueblo situado a casi 1.700 metros de altitud me doy media vuelta.


Bajaré por donde subí, para llegar de nuevo a Beuil.


En Beuil, cojo la carretera que desciende siguiendo el rio Cians...


... y me preparo para cruzar las Gorges du Cians, el tramo más espectacular del dia.


Una carreterita increiblemente peligrosa...


... y estrecha!





El desfiladero se abre un poco y desaparece esa sensación de opresión que tuve hace unos minutos.


El último puerto que me queda hoy es el Col de la Sinne, todavía en mi descenso puedo ver sus inicios.


Los kilómetros hasta el pueblecito de Pierlas son tremendamente exigentes.


Siempre siguiendo el Valloon de Pierlas, un tramo de mucha mucha dureza.





El pequeñísimo pueblo de Pierlas aparece ante mí.


Cruzo Pierlas y afronto los últimos kilómetros de subida al Col de la Sinne, que se me está haciendo más duro que todas las cosas.


Carretera solitaria 100% en estos dias de final de noviembre.





Ufff que sufrimiento! Ha costado mucho, pero por fin coroné el Col de la Sinne. Una pequeña ermita invita al agradecimiento.


Ahora ya todo será descenso, hasta el Valle de la Tinée, pasando a media bajada por el pueblo de Ilonse.


Ilonse empieza a dejarse ver en lo alto de la cresta.


Precioso atardecer, con Ilonse iluminado por el último sol de la jornada.





Una fuente monumental me sirve para quitar la sed y para llegar al coche con el bidón lleno.


La bajada del Mont Coucouluche es muy fuerte y me va a dejar las manos echas polvo de tanto traqueteo y freno.


El Valle de la Tinée está a la vista.


Bajada chunga, con curvas muy cerradas y carretera estrecha!


Y tras hacer este último tramo de bajada, llegaré al coche cuando en el valle dominan las sombras.


Ha sido un dia duro, por no decir durísimo. Igual que ayer, 2 dias con más de 4.000 metros de desnivel. Por suerte, ya solamente me queda la etapa epílogo, mañana.

Tengo un traslado respetable hasta Villeneuve-d'Entraunes, y la cena no puede esperar. Por tanto, al paso por Puget-Theniers, pueblo importante, aparco y me pongo a la labor. Saco el hornillo y me cocino la pasta con albóndigas. Unos zumos para acompañar y, cuando he terminado, prosigo mi viaje hasta el destino.

Aparco en Villeneuve-d'Entraunes, a 940 metros de altitud, y me preparo a pasar una noche fria de narices. Un poco demasiado fria para mi gusto. Pero es lo que hay!

Me meto dentro del saco, subo la cremallera hasta arriba y quito el despertador. Mañana no hay prisa. Mejor empezar con el sol ya calentando, porque las previsiones eran de frio.

Me duermo, mientras en la calle empieza a helar...
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