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jueves, 19 de mayo de 2011

Ruta alforjera a los Pirineos más ilustres: un mero trámite


Tras dormir más de 9 horas, me levanto a una hora "normal" para bajar a desayunar. Con el bullicio matinal de un jueves, voy dando buena cuenta de unas madalenas y una taza de café con leche. Luego me visto de ciclista y me dispongo a abandonar la habitación y bajar a buscar la bici al almacén. Curiosamente, la etapa de hoy también será idéntica a la cuarta etapa que hice aquel verano de mil novecientos y algo...

El que os habla, preparado para empezar.


Dirección a Tamarite de Litera, nubes altas hacen que el dia no sea limpio del todo. Mientras, los campos beben.


Rectas interminables van a ser el paisaje general de hoy hasta que no llegue a Cervera. Hace falta mucha paciencia para pedalear por aquí.


Formaciones rocosas amenizan algo tan llano paisaje.


Vamos pedaleando siguiendo el Canal de Aragón-Cataluña.


Cualquier vestigio de la alta montaña por donde anduve hasta ayer, ha desaparecido. Ni rastro queda.


Pasamos bajo el Canal y entramos en Cataluña.


Hasta donde la vista alcance!


Bordeo Balaguer, regado por el rio Segre.


Y lo que antes era amarillo ahora se vuelve verde maiz, mientras yo me sumergo en una recta de casi 30 kms.


En el pueblo de La Fuliola paro a comprar un boadillo en un bar. Jamón y queso con pan crujiente.. como lo echaba de menos! Llevo casi 72 kms de etapa y ya va siendo hora de comer algo. Aquí puede verse mi pequeña maleta que uso para estas rutas alforjeras.


Atravesaré Tárrega por esta calle semipeatonal, buscando algún sitio donde comprar cocacolas pues el bocadillo da buena sed.


Salgo de Tárrega y en la gasolinera me aprovisiono de la azucarada bebida.


Hasta Cervera, iré por la via de servicio de la autovía A-2, con mucha alma pues todo el tráfico va por mi izquierda.


Paso por Cervera, aquí vemos el gran edificio que es la estación de tren.


Les Olugues, un pequeño pueblo en la solana, donde en verano debe ser un infierno vivir.


Paso ahora bajo Montfalcó Murallat, una pequeña aldea medieval. Las quince casas del núcleo, construidas de forma compacta alrededor de una plaza donde confluyen las vertientes de los tejados, y la iglesia parroquial de Sant Pere, es uno de los mejores ejemplos en Cataluña de villa amurallada, es decir, de población protegida por murallas, sin edificaciones extramuros.


Pasaré luego por Sant Ramon, con este monasterio también conocido como el Escorial de la Segarra. De aquí fué San Ramón Nonato.

Se hizo miembro de la orden de los Mercedarios, fundada para el rescate de cautivos católicos de los moros del Norte de África. Como Redentor de cautivos, viajó al norte de África pagando rescate por varios prisioneros, y siguiendo el cuarto voto de estos religiosos, se quedó como rehén a cambio de la liberación de un cristiano cautivo cuando su dinero se terminó, sufriendo el cautiverio.

Su martirio: los moros le abrieron agujeros a hierro candente, en sus labios, para colocarle un cerrojo en su boca para impedir su prédica. Fue rescatado por su orden y en 1239 retorna a España.


Sin sufrir tanto dolor como este San Ramón, pero también con cansancio, voy subiendo hacia Conill y acercándome al parque eólico.


El parque eólico del Pla de Conill.


Y desde arriba de Conill, estas impresionantes vistas, sin duda lo mejor de hoy. Al fondo el Pirineo, de donde vengo, con un mar de nubes encima.


El pueblo de Conill, en lo más alto.


A partir de ahí, terreno bastante favorable. La última fuente, a unos 12 kms de casa, y la cruz por si somos devotos y queremos agradecer algo.


Y hasta aquí la crónica de estos 4 dias. Una ruta improvisada en el último momento, pero que creo que ha sido todo un acierto. Almenos, acerté con la meteorología, jeje.

Espero que haya gustado. Pronto, más.

Saludos!!!

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miércoles, 18 de mayo de 2011

Ruta alforjera a los Pirineos más ilustres: el poder del agua


Tras pasar mejor noche de lo esperado, me levanto como siempre, bien tempranito, con tiempo para desayunarme 2 "pasteles vascos" que me había comprado la tarde anterior antes de cenar en una boulangerie de Laruns. Tienen un sabor algo raro, no me acaban de convencer, pero como es la única comida que tengo a mano, para adentro!

La ropa que había "tendido" en la habitación ya se ha secado del todo de la lluvia de ayer, así que procedo a vestirme con la ropa "de faena" y abandonar mi cutre aposento.



Empiezo a pedalear en Laruns justo cuando hay suficiente claridad como para no necesitar ponerme el frontal.



En el mismo Laruns empieza el Portalet, puerto largo donde los haya.



Subiendo el Portalet nos encontramos un par de centrales eléctricas que aprovechan la fuerza del agua que cae de la montaña.



Vamos remontando el Valle d'Ossau y la alta montaña empieza a dejarse ver a la vez que el sol avanza.



La presa de Fabreges parece querer impedirnos el paso. Por suerte, la carretera se abre camino por su derecha y podemos remontarla.



El Lac de Fabreges nos ofrece unos kilómetros de descanso y de relajantes vistas.



Ahora subiremos siguiendo la Gave de Brousset en un trazado muy rectiilineo donde podemos ver siempre los siguientes kilómetros que tenemos por delante.



Los picachos que hacen de frontera entre España y Francia cada vez más cercanos.



Esta zona se hace interminable, pasan los kilómetros y parece que estés siempre en el mismo lugar.



Torrentes procedentes del deshielo caen por las laderas. El agua abunda en esta zona.



El poder del agua!



Terminamos por fin esta zona tan recta de paravalanches y nos disponemos a afrontar la última parte de la ascensión, la más visual de todas.



Roca y praderas se alternan en la zona alta del Portalet.



Una fantástica mañana me ha regalado este miércoles, que yo disfruto atravesando este desfiladero de Tourmont.





La soledad y la calma son la tónica general.



La pendiente se modera y puedo disfrutar sin cansancio de esta zona.



Cabañas pastorales en lo alto del Portalet.



Por detrás, en el Cirque d'Aneou la primera nube de evolución nace.



Kilómetro final de ascenso al Portalet. La linea de picos fronterizos la tengo casi a tocar.



Como disfruto cuando me encuentro con estos carteles!



El párking de la estación de Formigal completamente desierto.



Inicio de un largo descenso hasta Biescas, con buen asfalto.


Esto es el pueblo de El Formigal, en lo alto de la loma.



Prosigo el descenso y tengo a la vista Sallent de Gállego.



Sallent de Gállego, bajo la Peña Foradada y a orillas del Embalse de Lanuza.



El descenso hasta Biescas se hace largo, golpeado sin piedad por un fuerte viento del sur que me acompañará hoy toda la jornada, siempre de cara.



Atravieso Biescas y acto seguido empiezo a subir el Puerto de Cotefablo. Las nubes de evolución cada vez son más consistentes.



Un puerto ya diferente a lo que he venido subiendo hasta ahora, menos praderas y más bosque.



No faltan las rampas duras, aunque el firme es muy bueno.



Zona de curvas llegando a la cima de Cotefablo.



La cima es este túnel, iluminado suficientemente como para poder pasar sin apuros.



Saliendo del túnel, bajada por la cara este, hacia Broto.



Cruzo Linás de Broto mientras al norte las nubes se oscurecen. Por suerte, yo hoy siempre voy hacia el sur.



Linás de Broto, en la parte baja de la ladera de A Serreta.



Sigue la bajada hasta llegar a Broto, en el Valle del Ara.



En el puente sobre el rio Ara, dentro de Broto.



En Sarvisé, dejo la carretera general para ir a por Fanlo, la tercera subida y última del dia.



Terreno ondulado hasta llegar a la zona de herraduras, donde la subida ya no ofrece descanso.



Rampas duras de verdad en los últimos kilómetros.



La palabra "soledad" adquiere su máxima expresión en esta carretera.



Por fin, consigo llegar a Fanlo, pueblo que da nombre al puerto.



Vendrá luego una bajada que me dejará en el Cañón de Añisclo. Al fondo, la Peña Montañesa se deja ver medio difuminada.



Antes de llegar al Cañón, una fuente estratégica me devuelve la alegría.



Y, bien bebido y con el bidón lleno, me dispongo a disfrutar del espectáculo que tiene un nombre: Cañón de Añisclo.



Entramos en el cañón! Se trata de un impresionante valle, que en su cabecera tiene un circo glaciar, pero que posteriormente se encajona en un profundo cañón, fruto de la acción kárstica del agua del río sobre la roca caliza, en una sucesión de bellos toboganes y cascadas.



Disfrutemos, sin palabras, de esta zona tan peculiar.



































Salimos del Cañón de Añisclo y nos damos de bruces con la Peña Montañesa, que está originando unas nubes de tormenta a su alrededor que casi asustan.



En esta zona del Rio Bellos, en verano siempre venimos a bañarnos, el agua está muy fria!



El cámping Peña Montañesa, lugar habitual de veraneo. Este año volvemos, seguro.



Tras pasar Ainsa, el Embalse de Mediano está más lleno que nunca, el agua casi está a nivel de la carretera. Increible!



Muchísimos kilómetros de toboganes, minipuertos asi, siempre con fortísimo viento de cara que llega a desesperarme en ocasiones.



Abizanda, en plena solana, un mal sitio para estar en verano sin ninguna sombra.



El Embalse de El Grado pone el toque de belleza a la zona.



En El Grado paro a comerme un bocadillo de tortilla de patatas que me hace olvidar unos minutos del viento. Pero en cuanto vuelvo a montar, vuelve el calvario. Cojo una carreterita para ir a Estadilla.



En este secarral, voy justo de agua, con un calor infernal y el viento frenándome sin piedad. No hay fuentes por donde paso.



Atras he dejado Fonz, donde tampoco encontré agua, y me queda tan poca que decido dar un pequeño trago cada kilómetro, y en el próximo pueblo buscar y, si no encuentro, llamar a alguna casa y pedir.



Se me hace eterno este tramo! Siempre a plato pequeño por el jodido viento y con la boca seca como una alpargata.



Dejo la carretera para entrar en San Esteban de la Litera y, por suerte, asi al final del pueblo veo esto, que no es un espejismo. Me remojo casi entero, me quito la sal del sudor que tengo pegada a la cara, brazos y piernas y bebo mucho. Que gozada!



Con mucho mejor cuerpo, me dispongo a recorrer los últimos kilómetros que me separan de Binefar. Aquí paso bajo San Esteban de la Litera, el pueblo que me dió de beber.



Cerca de Binefar paso bajo el Canal de Aragón y Cataluña.



El volver a ver tanto verde, aunque sean campos y no bosques, me da mucha alegría.



Y por fin, algo pasadas las 6 de la tarde, llego a Binefar, donde por unos 40€ tengo cena, cama y desayuno. guardo la bici en el almacén del hostal y me voy a la habitación a descansar hasta la hora de cenar, que aquí son las 9 de la tarde.



Me acuesto sin poner el despertador, pues mañana tengo una etapa corta, un trámite para llegar a Manresa. Tengo muchas horas por delante para dormir y pienso disfrutarlas!



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