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viernes, 23 de julio de 2010

Senderismo al Ibon de Plan

Tras las emociones de la espeleología, hoy toca caminata. Vamos a acercarnos en coche hasta el pueblo de Plan, en el Valle de Gistaín, para subir al Ibon de Plan o Basa de la mora. Ibon es el nombre aragonés dado a los pequeños lagos de alta montaña de origen glaciar.

Empezamos a caminar en las piscinas municipales de Plan. Tenemos un rato de camino ancho, a la vera del rio Cinqueta, y sin ningún tipo de pendiente.


Los restos de humedad se disipan, el dia se promete caluroso. Hoy vamos a sudar!


Al cabo de un rato, encontramos la senda que se adentrará en el monte. La senda es estrecha y al principio por dentro de un frondosísimo bosque con especies de hoja caduca, como robles, avellanos o hayas.





Tenemos que cruzar este torrente en 2 ocasiones, buscando un paso fácil sobre las rocas.





El esfuerzo es considerable, pero merecerá la pena llegar al Ibón de Plan, uno de los lugares más bellos y más fotografiados del Pirineo.


Pronto tenemos ya que caminar sobre desprendimientos.






Vemos ahora el pueblo de Gistain, encima del pueblo de Plan.


Caminando sobre las rocas, el valle queda pronto muy abajo.


Preciosas vistas matutinas de la Reserva Nacional de los circos y la Reserva Nacional de Benasque.


El camino no está exento de obstáculos.


Atravesando toda esta zona de piedras desprendidas.


Y la ascensión gana en espectacularidad.


De nuevo debemos cruzar el Barranco del Ibon.


Y tras durísima subida por dentro del bosque...





... llegaremos, por fin, a la zona de praderas.


Preciosa postal, a 1900 metros de altitud.


Impresionante, nos acercamos al Ibon y delante nuestro tenemos Las Mardaneras y el Feixón Ciego.


Avanzamos sin prisas y en completa soledad en busca de la Balsa.


Y aquí la tenemos: Basa de la Mora o Ibón de Plan. Tiene su leyenda....

"…Si subes al Ibón de Plan o Basa de la Mora en la noche de San Juan y te lavas la cara en sus aguas heladas y azules antes de la salida del sol, verás que el agua se empieza a mover. Al principio despacio y, poco a poco, más aprisa, formando un remolino vertiginoso. Y en el mismo instante en que aparece el primer rayo de sol por Armeña se levanta lentamente del centro una forma brillante. Y cuando el sol se ha extendido por todo el azul de la Basa, esa forma brillante se transforma en una hermosa mujer. Al momento comienza una danza mágica, armoniosa, que embelesa. Se desliza tan ligera como el aire. Dicen que es el alma de una Princesa Mora que se perdió entre las montañas del Valle huyendo de una guerra. Pero sólo los que tienen unos ojos y un corazón puros pueden ver a la Princesa Mora de las cumbres, sólo quienes tienen la mirada limpia pueden llegar a ver toda la belleza que el ibón esconde…"


Nos sentamos en la orilla del agua a comernos unos bocadillos y a beber, ya que hemos sudado mucho.


Y disfrutamos, los 2 solos, de ese precioso entorno en completo silencio. El Ibon de Plan o Bassa de la Mora, rodeado de las moles calizas de Cotiella y con unos estupendos pinares que se acercan hasta la misma orilla del agua.





Llega la hora de volver, por el mismo camino que hemos subido.


Atrás queda este idílico paraje, que a buen seguro nunca olvidaremos.


De nuevo hay que cruzar el torrente, ahora ya con mucho calor.


Y volvemos a disfrutar de las fantásticas vistas de estas montañas aragonesas.






Llegamos al coche con gran cansancio (sobretodo Silvia, jejeje) pero con gran satisfacción por haber conseguido llegar a nuestro destino.

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jueves, 22 de julio de 2010

Espeleología en la Cueva de la mora

Hoy los más intrépidos de la familia nos vamos a aventurar en la práctica de la espeleología. Acompañados de Rafa, un guía muy majo, nos dirigimos al Cañón de Añisclo, donde está la Cueva de la Mora, Gruta del Moro o como quiera que se le llame, cada uno le da un nombre diferenete.

Los 4 osados son Sara, Silvia, Eric y yo mismo. Estamos ya equipados y con la entrada de la cueva a nuestras espaldas.




Los primeros pasos son de tanteo, de acostumbrarse al barro del suelo, a la fria agua y a lo resbaladizo del terreno.



Una pausa para observar de cerca esta gran estalagmita.



Alternan zonas de suelo seco con otras de barro y también pasos por dentro del agua.



Aquí pasamos bastante frio, ya que el agua está helada y el frio atraviesa el neopreno o se mete agua directamente por los pies o por los agujeros que ya tiene el traje.



Los 4 exploradores avanzan por esta cueva, que tiene más de 1 km desde la entrada hasta la salida.



El peque concentrandose para salvar un obstáculo.



Hay que mirar por donde pisamos!



Estalactitas y estalagmitas adornan las diferentes salas por las que vamos pasando.



Oscuridad total, solo rota por la luz de nuestros frontales y por el flash de la cámara.



Un paso estrecho!















Aquí cubre bastante, y el frio que pasamos es grande.



Por fin salimos de nuevo a terreno seco!







Grandes piedras obstaculizan nuestro avance.



Y ahora hay un tramo seco y llanito, para descansar.







Pero esto dura poco, de nuevo nos encontramos con agua...






Y aquí un enorme barrizal, donde los zapatos se quedan pegados y cuesta mucho dar un paso.








Siempre buena cara, jejeje.



Con el flash de la cámara, los miles de gotitas de agua que están en la roca adquieren un brillo muy especial.







En esta gigantesca columna (estalactita y estalagmita juntas) posamos y de paso descansamos un poco. Estas formaciones de roca crecen a razón de 1 mm cada 100 años. ¿Cuántos siglos tendrá esa columna...?



Estamos ya bastante guarrindongos...



Y ahora toca escalar una pared vertical... venga Silvia, yo te empujo desde abajo,jeje.



Tras hacer todos la escalada, la gruta se estrecha.



Hay que arrastrarse por el barro para poder pasar.



El casco es nuestro mejor aliado!



Menos mal que aquí ya podemos ir de pie nuevamente.



Pronto, sin embargo, se vuelve a hacer pequeñito...



Y terminamos pegando barrigazos para poder salvar el último tramo de la cueva.















Salimos de la cueva y saludamos a la cámara!



Y para lavarse, que mejor que un salto a una poza. Primero Sarita...



... luego yo...


... y finalmente Eric, que se lo pensó mucho pero finalmente se atrevió.
Una experiencia diferente, más "activa" que el rafting.


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