Tras la ruta de ayer del Bisaurín, hoy toca otra más o menos igual de cortita, a otro pico de los importantes de la zona, el Aspe. Para llegar al inicio, conduciremos una media hora por carreteras muy reviradas y en regular estado, aunque eso sí... tranquilas a más no poder!
La carretera remonta el Valle de Aisa hasta llegar a una puerta metálica que impide seguir más arriba, aunque el asfalto se termina aquí. Hemos llegado ayer por la tarde, y hemos dormido en los coches en un pequeño aparcamiento al lado de la carretera, donde hemos podido dejar los coches bastante nivelados.
No madrugamos mucho, pues la ruta será corta. Nos ponemos a caminar a las 8:30 de la mañana. Pasamos la puerta metálica, seguimos un poco por pista hormigonada y, al dar una curva, ya aparecen ante nosotros todas las montañas que presiden esta zona.
En el centro Llena de Bozo, Llena de la Garganta y Aspe. Por la izquierda el macizo del Bernera.
Llena de Bozo, Llena de la Garganta y Aspe, formando la Sierra de Aisa.
El Barranco de Igüer forma bellas cascadas bajo la pista que estamos siguiendo.
Primeros rayos de sol sobre la Llena de Bozo. Abajo vemos el abrupto final del Valle de Igüer.
Poco rato hemos estado en la pista. Enseguida hemos cruzado el rio y vamos a ir subiendo por este lomo en busca de la base de las montañas.
Por nuestra derecha dejamos el Barranco de Rigüelo, al fondo del cual destaca el Lecherín, los Mallos de Lecherín y el Pico Rigüelo.
Cruce de senderos con el GR-11, bien indicado todo. No seguimos ninguna dirección de las marcadas, sinó que tiramos para arriba por el lomo.
Las primeras paredes verticales de la Llena de la Garganta nos dan la bienvenida. A su derecha se ve un paso muy evidente, y por ahí vamos a seguir.
Abajo va quedando el valle donde hemos iniciado la excursión. Al otro lado el Pico Mesola en la Sierra de la Estiva.
Sin dificultad por estas laderas herbosas, una vez superado el paso anteriormente descrito.
El Valle de Igüer queda abajo.
Vamos siguiendo el sendero, evidente en todo momento y bien marcado con hitos.
Evitamos los neveros, pues por la ladera se sube bien y queremos alargar al máximo la hora de ponernos los crampones.
Apurando al máximo la hora de meternos en la nieve, que está dura y precisa el uso de material.
Este nevero ya es inevitable, aunque al ser de poca inclinación los pasamos sin nada, todavía. Seguimos las huellas.
Salimos del nevero y nuevamente a pisar roca!
En nada llegamos a este colladito. Aquí vemos que podemos ir por nieve de ahora en adelante, así que nos ponemos los crampones y sacamos el piolet de la mochila. Delante tenemos el Aspe, nuestro objetivo. Por su izquierda la gran pala nevada que deberemos superar antes de llegar a la Brecha de Aspe.
Aspe con Zoom desde nuestra posición.
Pues manos a la obra! La huella existente nos guiará sin hacernos pensar demasiado la trazada.
Estamos en zona kárstica.
Entretenido ir buscando pasillos de nieve entra las afiladas rocas calcáreas.
Desde cerca el Aspe nos observa.
Una subida preciosa, para disfrutarla en un dia tan soleado como el de hoy.
Aprovechando los pasillos de nieve y evitando las rocas.
Un saludo, con el Aspe ya bastante cerca.
Alberto observa nuestro objetivo. Empieza a soplar un fuerte viento a medida que nos acercamos a zonas abiertas.
Vista atrás para ver la zona por donde hemos pasado.
A continuación iremos al Paso de la Garganta de Aspe, que es el collado que tenemos casi a tocar.
Alberto en el Paso de la Garganta de Aspe.
En el Paso de la Garganta de Aspe, con el Pico Llena de la Garganta detrás.
Impresionante!
Ahora toca enfrentarse a la temida pala. El fuerte viento dificulta el avance, se hace duro...
... así que de vez en cuando haremos una paradita para observar la magnífica Llena de la Garganta.
La zona kárstica que hemos cruzado hace un rato, y que volveremos a pasar al bajar.
Dándolo todo... pero con nuestra recompensa asomando por detrás!
Buscaremos ahora la nieve, ya que vamos con crampones, aunque tras la Brecha de Aspe ya nos los quitaremos y los dejaremos guardados entre las piedras.
Brutal la Llena de la Garganta.
Nieve dura, pues el viento es fuerte.
En la Brecha de Aspe. Dejamos escondidos crampones y piolet y seguimos, ligeros, por esta ladera rocosa, donde hay casi siempre un sendero y apenas se usan las manos.
Ahí delante tenemos la cima del Aspe.
Subiendo la ladera final. Detrás la Llena de la Garganta y más atrás el Bisaurín.
Alberto a punto de llegar a la cima.
Ya estamos arriba!
En la cima del Aspe, varias cosas puestas por ahí.
Buzón en la cima del Aspe.
Como siempre, destacando entre todos, el Midi d'Ossau.
Palas, Arriel (más chiquitito), Balaitous y Frondiellas.
Infiernos y Garmo Negro.
Collarada.
Candanchú.
Vistas hacia el Norte. Al fondo se atisba la zona de la Mesa de los Tres Reyes, Petrechema y compañía. En el centro, el Bisaurín.
Bisaurín, la montaña que subimos ayer.
Valle de Aspe, descendiendo en territorio francés.
Acherito, Petrechema, Mesa de los Tres Reyes.
Un servidor en la cima del Aspe.
Aspe (2.645 m).
Alberto, protegido del viento, identificando las montañas.
Hacia el Este, aquí empieza la Arista de los Murciélagos, que descenderá hasta el Paso de la Garganta de Aisa.
El Bisaurín en el centro, magnífica montaña también!
El Valle de Aspe se adentra en Francia, tras el paso del Somport.
Sombrero, Lecherín y Mallos de Lecherín por la derecha de la imagen. En primer plano la Arista de los Murciélagos.
Una pareja de montañeros han alcanzado el Paso de la Garganta de Aspe.
Tras el rato de rigor en la cima, iniciamos el descenso.
Llegamos a la Brecha de Aspe y recuperamos crampones y piolet, que nos ponemos aquí mismo para salvar este nevero de fuerte inclinación.
El tramo más comprometido de la ruta es éste, justo al pasar la Brecha de Aspe.
Luego el descenso por la pala ya es coser y cantar... aunque sin descuidarse, claro.
Descenso de la pala en busca del Paso de la Garganta de Aspe.
Uno no se cansa de mirar a la Llena de la Garganta.
Luego, tras el collado, entramos en la zona laberíntica que, con las huellas marcadas en la nieve, no ofrece posibilidad de pérdida.
Sólo hay que dejarse llevar...
... y disfrutar, siempre disfrutar!
Paredes de roca calcárea, fuertemente esculpida por los elementos.
En verano esto es zona de grietas. Suerte que ahora no se ven, aunque sabemos que están, jeje.
Vista atrás, al Aspe.
Buenas paredes de nieve para practicar!
Siguiendo sin problemas la huella...
... nos alejamos definitivamente del Aspe.
Un poco de zoom a la montaña en la que hemos disfrutado hoy.
Se acaba la nieve. Fuera crampones y junto a estos dos haremos otra paradita, pues la ruta es corta y el dia todavía joven. Delante el Mesola y la sierra que se va en busca del macizo del Bernera.
El valle al que debemos llegar.
Descenso tranquilo en busca del Valle de Igüer.
Siguiendo el sendero para pasar el paso clave, que permite superar esta primera muralla sin usar las manos. Al fondo asoma el Bernera.
Llegando al paso clave.
Luego un sendero muy rápido, para los que gusten de correr, nos bajará hasta las praderas.
Pasamos por este abrevadero... pero seco. Detrás la Llena de la Garganta, que casi es tan protagonista hoy como nuestro Aspe, jeje.
Ahí lo tenemos! El precioso Barranco de Igüer. En frente el Mesola y por la derecha el Bernera.
También precioso el Valle de Rigüelo.
Y éste es todo el lomo por donde hemos bajado con el Valle de Rigüelo por la derecha.
Buen sendero en la parte baja de la ladera.
Refugio Saleras, muy cerca de la pista.
Cruzamos el Barranco de Igüer...
... y disfrutamos de sus cascadas.
Cascadas del Barranco de Igüer con la Sierra de Aisa por detrás.
Al rato llegamos a la valla, donde termina el asfalto.
Y en el coche recojemos los trastos, dando por finalizada la ruta de hoy.
Termina de esta manera la segunda jornada en el Pirineo Occidental. Tenemos un día más para hacer montaña, pero las previsiones de la meteo en esta zona para mañana ya son malas, así que tras hablarlo decidimos cambiar radicalmente de zona y conducir hasta el Pirineo Catalán, donde el tiempo será más bueno. Será un largo viaje, pero valdrá la pena. Además, como lo haremos de día (no son ni las 3 de la tarde), disfrutaremos de vistas sobre el Pirineo todo el rato.
Pues ala, no me enrollo más y a conducir... nos vemos mañana!
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