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viernes, 16 de noviembre de 2012

Ascensión al Canigó (2.784 m) desde los Masos de Valmanya
















He pasado una buena noche, bien abrigado dentro del coche con el saco, y cuando aun falta un rato para que amanezca, me pongo en marcha dirección Valmanya y luego Los Masos. En el corto trayectyo da tiempo a que el coche se caliente bien, igual que yo. Así es menos duro empezar a caminar.

Con el frontal encendido, inicio mi ruta, aunque a los pocos minutos ya puedo apagarlo. Voy dejando abajo Los Masos.


La luz del sol empieza a filtrarse mientras subo por el no demasiado tupido Bois de Patriques.


El otoño se dejó notar en esta zona y todo el sendero está cubierto por una gruesa capa de hojas caídas.


Pasaré por esta puerta que volveré a dejar cerrada, aunque a estas alturas del año no se ve ganado por aquí arriba.


Abajo dejo el mar de nubes que cubren totalmente el Valle de Conflent.


Llegando al Ras de Prat Cabrera, un cruce de caminos y una zona idonea para hacer un receso y tomarse un descanso.


Seguiré por ese sendero que puede intuirse y que pasa por el Roc des Molleres hasta llegar a la Carnisserie.


Cruzaré algunos torrentes en este tramo.


En la Carnisserie dejo bruscamente el sendero y mi ruta afronta una dura pendiente que me llevará hasta los Clots de Dalt.


Detrás mio puedo ver el Puig del Roc Negre (2.714 m).


Con el Puig del Roc Negre delante, voy ascendiendo para conseguir alcanzar la Porteille de Valmanya, ese collado que tengo a la derecha.


Llegando a la Porteille de Valmanya siguiendo siempre las marcas azules, el mar de nubes impresiona.


Desde aquí, y por primera vez en toda la ruta, puedo ver mi objetivo, el Canigó.


El Valle de Cadí y el camino que viene del Refugio de Marialles por la cara oeste de la montaña.


Nieve en el camino que me acerca a la chimenea final. Veo 2 montañeros que acaban de destreparla y se dirigen hacia mi.


En el centro de la imagen, la chimenea que hay que trepar para culminar el Canigó.


Entrando en la chimenea.


El gendarme custodiando la chimenea.


Esta cruz nos indica que está próximo el final de la trepada. Vale la pena asomarse a ese balcón y de paso descansar un poco para afrontar con fuerzas la trepada final.


En plena chimenea mirando hacia abajo.


Nada más llegar a la cumbre, impresionante panorama.


La rosa de los vientos en la cumbre del Canigó.


Momentos para relajarse.


El Canigó (2.784 m).


El Valle de Cadí, por aquí se sube si se viene del Refugio de Marialles.


Y por aquí bajaré yo, hacia el Pic Joffre y el Chalet des Cortalets.


Estoy completamente solo en la cima.


Tras pasar un rato aquí arriba, empieza a ser hora de tomar el camino de regreso. Me despido de la cruz.


Voy descendiendo hacia el Pic Joffre, deseando no entrar en el mar de nubes que cada vez tengo más cerca.


Llegando al Pic Joffre, dejaré de ir hacia el norte para mirar hacia el este.


La tarde avanza rápido, no puedo entretenerme demasiado.


Llego a este lago helado. El camino en toda esta zona está con nieve helada, lo que dificulta bastante el avance y ya dudo si voy a llegar de dia al coche o me sorprenderá la noche antes.


El chalet des Cortalets, refugio donde no veo señales de vida.


En medio del sendero, me encuentro los restos de este helicóptero.


Ya veo claro que, sin duda, entraré en las nubes.


A partir del Ras de Prat Cabrera, se repite el camino de subida, ahora por el bosque con aspecto fantasmagórico por la niebla.


Por fin, consigo llegar al coche sin necesidad de usar el frontal, pero ya lo llevo a mano porque apenas se ve nada. Me cambio de ropa, dejo la ropa sudada "tendida" por el coche para que se vaya secando durante el viaje y me pongo ropa seca. Tengo hora y media de viaje hasta el Lac des Bouillouses, lugar donde tengo pensado dormir esta noche e iniciar la ruta mañana que me subirá hasta el Carlit.

Al pasar por Olette, me paro en una plaza bien iluminada y me preparo la cena, dando buena cuenta de ella al momento. Luego prosigo el viaje, viendo como la temperatura va bajando cada vez más, acercándose peligrosamente a los cero grados.

Llego al aparcamiento de Les Bouillouses con 2ºC, por lo que no pierdo tiempo y antes de que el coche se enfríe ya estoy metido dentro del saco y con un montón de horas por delante para dormir y descansar lo necesario.

Mañana, me espera la tercera y última etapa de este periplo por el Pirineo más oriental.

3 comentarios:

  1. Bonita ascensión. Agradable leer como relatas la excursión.
    Salud
    Vicenç

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  2. Muchas gracias por la dedicación de documentar la ruta. Muy buenas vibraciones.
    Saludos y salud
    Marc

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  3. Muy buen relato, gracias por los detalles del trayecto.

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