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martes, 27 de marzo de 2012

Tour del País Cátaro: Puilaurens, Arques, Rennes-le-Chateau, Puivert y Galamús


Bien pronto me pongo en marcha en esta segunda etapa. Dormí en el pequeño Lapradelle, y al primer atisbo de luz ya estoy dando pedales. El objetivo es hacer esta etapa con toda la calma del mundo y entreteniéndome en todo aquello que valga la pena ser visto.

Tras superar una pequeña cota, el Col de Camperie, acompaño en su descenso el rio Aude.


No se hace esperar el primer punto de interés del dia: las Gorges de la Pierre-Lys, también llamadas Gorges de Saint-Georges.


Es un cañón de 2 kms de longitud y 20 metros de ancho, con acantilados de más de 300 metros de altura tallados en piedra caliza.


Saliendo de las Gorges, el terreno suaviza mucho y la ciudad de Quillan nos abre sus puertas.


Quillan, vista desde media subida del Col du Portel.


La salida del sol llega en estos momentos, y siempre es de agradecer cuando las temperaturas son frescas. Estoy subiendo el Col du Portel.


Abajo queda Quillan y el valle del Aude.


Coronando este primer puerto de la etapa, pues el inicial Col de Camperie fué casi una broma.


Refrescantes vistas desde lo alto, en lo que preveo será un gran dia de cicloturismo. Cuando hay fuerzas y no hay prisas, todo es disfrutar.


Voy avanzando y distrayéndome con tanto verde, mientras me acerco a Puivert.


Llego a Puivert y admiro su castillo.

En la Baja Edad Media, Puivert era un importante lugar señorial del Kercorb, situado entre Ariège y el Aude, sobre la línea divisoria de las aguas entre el Atlántico y el Mediterráneo.


Después de los acontecimientos de la cruzada contra los cátaros, Puivert y el Kercorb se convierten en Tierra Privilegiada y sus habitantes son dispensados de ciertos tributos fiscales reales a cambio de servir y vigilar el castillo, que pasa a formar parte de la línea de fortalezas emplazadas no lejos de la frontera con Aragón. Esta situación se mantiene hasta la Revolución francesa, en que los Señores de la región son desposeídos.

Durante la Segunda Guerra Mundial es incendiado por los alemanes a causa de la conexión de sus habitantes con la Resistencia; el nuevo pueblo se construye ya terminada la guerra.


Tras el apunte histórico, sigo mi camino ahora subiendo el Col des Tougnets.


Sin mayores cosas que contar coronaré ese puerto, y me dejo llevar por el cómodo terreno que tengo hasta Couiza, siempre a la vera del rio Faby.





Un pueblo de nombre breve. Se dice rápido, jeje.


Llegando a Couiza.


Voy a subir hasta un pueblo que está en lo alto de una montaña: Rennes-le-Chateau. Enseguida tengo estas vistas de Couiza. Al fondo puedo ver perfectamente el Castillo de los Duques de Joyeuse. Esta población fué durante un siglo importante centro de industria sombrerera.


Ascendiendo a Rennes-le-Chateau.








Entro en el pueblo. Desde finales de los años 70, y a raíz de la publicación de un libro de Gerard de Sède, El oro de Rennes, este pueblo ha recibido gran cantidad de turismo, asociado casi siempre a lo paranormal y lo esotérico, debido a una leyenda moderna sobre el antiguo párroco Bérenger Saunière. A comienzos del siglo XXI, y gracias al éxito del libro de Dan Brown El código da Vinci, ese interés no ha hecho sino aumentar ya que el argumento de esta novela tiene numerosas conexiones con la leyenda del párroco de Rennes.


La Iglesia parroquial dedicada a Santa María Magdalena, con diversos detalles de posible simbolismo masónico y rosacruz.


Entro en silencio, solamente una persona se arrodilla en el último banco, en una esquina. Al notar el flash de mi cámara, se gira travesándome con una mirada vacía... yo me largo pitando de ahí.


Esta iglesia es la única que, la pila de agua bendita, está sostenida por un demonio. En concreto, es el demonio Asmodeo, de origen persa y asociado a la lujuria.


Rennes-le-Chateau, desde lo alto de la colina dominando los valles del Aude y del Sals. Por aquí también pasa el Camino de Santiago.


Bajo de nuevo a Couiza donde compraré mis 3 "pains au chocolate" de rigor y un par de fantas, ya que ahora tengo carretera general hasta Limoux.


Rodando por la general, en algunos tramos incluso desdoblada en 2 carriles por sentido.








Entro en Limoux, capital de distrito y dividida por el rio Aude y conocida por un vino, el "blanquette de Limoux", hecho según el método champenoise. Situada en el corazón del catarismo, en el 1249 cientos de personas fueron ahorcadas acusadas de herejía.


Alberga esta ciudad el Museo del Piano, un singular museo en Francia que reune una colección de pianos del siglo XIX a nuestros dias.


En las afueras de Limoux, nos topamos con la Basílica Notre-Dame de Marceille.


Su virgen negra ha atraido una peregrinación importante. Se le asocia una fuente milagrosa, que pretende curar ojos doloridos.


Yo voy subiendo al Col du Loup, alejándome de Limoux.





Luego descenderé hasta St-Hilaire para acometer el Col de Valmigere, puerto serio de verdad.





Estoy en la cima del Pas de la Crouzette, escollo previo al mencionado Valmigere.


Vistas desde Crouzette y del cortito descenso que tendré antes de reemprender la subida a Valmigere.






De nuevo subiendo, la calma se apodera de la zona.














En Missegre, una fuente vieja conocida. Por aquí he pasado alguna vez anteriormente, y hoy volverá a saciarme la sed.


Un agradable lugar este de Missegre, sito en la parte occidental del Macizo de Corbieres.


Salgo de la población dispuesto a finiquitar de una vez este Col de Valmigere.





Lo tengo! Este puerto me ha costado un buén esfuerzo, por lo irregular. Me merezco un descanso ahora.


Descanso que hallaré en un largo descenso hasta Serres.


Al rato, observo a lo lejos el Chateau d´Arques. Hasta él iré!


Cruzaré el pueblo de Arques, bastante pintoresco.


Y me acercaré al castillo, construido en las afueras del pueblo.


El Chateau d'Arques, antiguo castillo cátaro.


En Serres termina la bajada y cambio de carretera para conquistar otro puerto, el Col du Linas. Por el camino, paso por Rennes-les-Bains, estación termal del valle del Aude conocida desde los romanos, y cuyo surtidor principal sale a 46ºC.


Subiendo el Col du Linas.





Pasaré durante este ascenso por Bugarach, enclavado al pie del Pic de Bugarach, también conocido como la "montaña invertida".











Coronando el Col du Linas.


Rápido descenso...


... interrumpido por un repechoncillo que resulta ser otro puerto.


Llego a Camps-sur-l'Agly y me preparo para emociones fuertes.


Voy a atravesar las Gorges de Galamus. Son un cañón y paso de montaña natural de aproximadamente dos kilómetros entre los departamentos franceses de Aude y Pirineos Orientales.
El río Agly, que nace cerca del Pic de Bugarach (de 1240 metros), formó mediante la erosión del material calcáreo el cañón y transcurre en el fondo de la garganta.


Debido a su cercanía con Perpiñán y al Castillo de Peyrepertuse, algunos historiadores afirman que las Gorges fueron usadas como camino de huida de los cátaros franceses hacia la región de Cataluña, en España.


Por su profundidad y la verticalidad de las paredes, este es uno de los monumentos naturales más notables de los Pirineos.

















Desde aquí podemos ver la Ermita de Saint-Antoine, del siglo VII y excavada originariamente en la roca.
En 1782, después de un supuesto milagro en Saint-Paul-de-Fenouillet, se construyó una capilla en la cueva, dedicada al padre de los monjes, Antonio Abad.

El eremitorio fue utilizado desde el siglo XV por los franciscanos y, además de un lugar de destino turístico, ha sido escenario de dos producciones cinematográficas, Chine ma douleur (Dai Sijie, 1989) y La novena puerta (Roman Polanski, 1998).


Saliendo de las Gorges de Galamus seguiré descendiendo hasta Saint-Paul-de-Fenouillet, situado en la confluencia del Agly con el Boulzane.


Macizos de piedra resguardan vastas extensiones de viñedos.


Me aparto de Saint-Paul-de-Fenouillet y acompaño un rato más al rio Agly, mientras voy a buscar el puerto más importante de hoy: el Col d'Aussieres.


Atravesaré la Clue de la Fou, buscando agua como un desesperado.


Y encuentro ahí mismo una fuente bastante apañada pero... que demonios... el agua sale algo caliente y con cierto regusto. Me acerco y leo.... pues claro!


De todas formas, menos es nada. Bebo y lleno el bidón. Todo lo más, que me provoque un "lavado de estómago", jejeje.


Pasaré por Ansignan, con ese acueducto romano de 170 metros de largo y 29 arcos de diferente tamaño. Es del siglo III, y a dia de hoy ningún descubrimiento arqueológico importante ayuda a explicar la presencia de esta imponente construcción.


En medio de la carretera principal, este árbol protegido y con historia.


Seguimos subiendo Aussieres, en plena región natural de Fenouillesdes.


Pasando por Pezilla-de-Conflent.











La Chapelle del Mene, casi a punto de llegar a Sournia.





Tras Sournia, la carretera se estrecha considerablemente y llega la parte más solitaria del ascenso.




















En la cima del Col d'Aussieres, a 1020 metros de altitud.


Descenso rápido por un frondoso bosque, aunque ahora los árboles están bastante pelados aún.


Una cascada resbala sobre la roca.


Y cercano el fin de etapa, contemplo el Chateau de Puilaurens. Esta fortaleza se encuentra enrocada en un espolón rocoso que domina el valle del río Boulzane desde sus 697 metros de altura. Bloqueaba el acceso a la región natural de Fenouilledes y formaba parte de los llamados cinco hijos de la ciudad de Carcasonne.

La presencia cátara es conocida por el papel jugado por el castillo como refugio durante la cruzada contra los albigenses.

Como los otros cuatro hijos de Carcasonne, el Castillo de Puilaurens es progresivamente abandonado a partir del Tratado de los Pirineos en 1659, que fija definitivamente la frontera franco-española en la línea que une las crestas pirenaicas, alejando la frontera del castillo. Una débil guarnición ocupa puntualmente la ciudadela. Más tarde, mal defendido y sin mantenimiento desde fines del siglo XVII, es definitivamente abandonado tras la Revolución francesa.


Una leyenda explica que la Dama Blanca, nieta de Felipe IV de Francia, viene por las noches pálidas a pasear sus vaporosos velos por el camino de ronda de las desmanteladas almenas. Y yo que dormí ahí mismo.... de haberlo sabido!


Acto seguido, llegaré a Lapradelle, punto final de la etapa de hoy.


Sin duda, esta etapa ha cumplido todas las expectativas. Me recojo y emprendo camino hacia el norte, donde mañana tengo una etapa más corta, más fácil y muy esperada. La Cité de Carcassonne me espera. Nunca he estado antes, y ya va siendo hora...

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