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jueves, 7 de abril de 2011

Ruta alforjera del deshielo 1: Manresa - Figueres

Una colosal aventura la vivida estos 4 dias. Pedaleando de sol a sol, sin ver ni una nube y disfrutando de unos parajes de belleza sin igual.

A principios de primavera, en época de deshielo, el agua fluye a raudales, y esto había que vivirlo. Han sido rios, lagos, pantanos, torrentes y, por supuesto, las más altas cumbres donde la nieve aun perdura.


Salgo de casa montado en la bicicleta. El no tener que coger el coche para disfrutar de este deporte le da muchos puntos positivos a esta aventura. Como siempre que empiezo algo "grande", está la incertidumbre de no saber como van a ir las cosas, los imprevistos que me puedo ir encontrando en ruta. Es una sensación que me gusta! Es aventura!

Por delante, hasta la meta de Figueres, tengo que superar 4 puertos de no demasiada importancia y un "invitado", que, como no podía ser de otra forma, será el hueso de la jornada: Rocacorba.

Los primeros kilómetros transcurren por el Pla del Bages, y no es hasta que llego a Avinyó cuando ya empieza propiamente dicho el primer puerto, el Coll de Can Galleda. Primeras cuestas de la gran ruta del deshielo!


El siguiente pueblecillo en atravesar es Santa María d´Oló.


A estas alturas ya puedo ver el Pirineo con las nieves en pleno proceso de deshielo, de ahí el nombre de la ruta.


Corono fresco como una rosa este primer puerto y en rauda bajada me planto en la Plana de Vic.


Atravesaré la ciudad de Vic, importante, siempre por amplias avenidas, mapa en mano para no perderme y preguntando al primero que encuentro ante la más mínima duda.


La Plana de Vic es larga pero estrechita, y no tardo en cruzarla. Ya estoy subiendo de nuevo en el inicio del Coll de Terrades.


La Plana de Vic va quedando abajo, con esos curiosos montículos tan vistosos.


Ese edificio solitario es el Parador Nacional de Vic, y a la vez será el punto culminante del Coll de Terrades. Allí debo ir!


En la cima, el Parador. Ahora vendrá un poco de bajada, aunque no mucha, para ir a buscar el Pantano de Sau.


No tardo en llegar al pantano. En esta mañana tan clara y sin viento, las aguas parecen un espejo.


La pista que bordea el pantano es de cemento, pero se hace relativamente bien. El suelo hay zonas que está lleno de ramas, ya que están desbrozando el bosque. De hecho, la carretera estaba cortada al tráfico, y tuve que "abrirme paso" por enmedio de un árbol que había tirado atravesando toda la pista. Eso me costó algún rasguño, jeje.


El Pantano de Sau, embalse del rio Ter.


Se puede ver como casi está al máximo de capacidad, se nota que estos dias está haciendo mucho calor y los rios bajan llenos.


Cruzo la presa y empiezo a subir hacia el pueblo de Rupit, siempre por pista de cemento pero de buen hacer, mejor que la que bordeaba el pantano.


Esta pista va subiendo sin perder de vista los imponentes Cingles de Tavertet.


Un recorrido para disfrutar. En este punto ya me quito la ropa de invierno, la meto en el zurrón, y me pongo de pantaloncito corto por primera vez en lo que va de año.


Pista solitaria, solamente me encontré un grupito de gente con motos y quads, contaminación acústica y ambiental a tope.


El altiplano de Collsacabra le da un toque de espectacularidad al final de esta subida a Rupit.


El pequeño pero muy turístico pueblo de Rupit. Destaca el puente colgante sobre la riera de Rupit, que podemos ver aquí.


Pero la subida no cesa. Hay que alcanzar el Coll de Condreu. Eso sí, ahora con pendientes mucho más suaves y menos bruscas que las que he salvado para llegar a Rupit.


Los campos verdes y floridos contrastan con los árboles aun sin hojas, más lentos en su desarrollo.


Corono Condreu sin mayores dificultades y la bajada, por carretera perfecta, es rapidísima.


Mientras desciendo Condreu, no puedo dejar de mirar el Parque Natural de la zona volcánica de La Garrotxa.


Llegando al final del descenso, en estas montañas se esconde un buen pepino, la subida a Falgars d´en Bas. Hoy no se me ocurrirá...


Lo que hasta ahora era un descenso muy curveado, como por arte de magia se convierte en una interminable recta. Es el inicio del Valle del Fluviá.


Abonando los campos, en plena naturaleza el olor del estiercol tampoco desentona mucho. Vaya, que tengo hambre y la peste que hace no me la va a quitar!


Cruzo Olot por una ronda exterior, para no liarme, y acto seguido ya empiezo a subir el Coll de Caselles.


La Fageda d´en Jordá, un bosque de hayas excepional, ya que crece sobre un terreno llano asentado sobre una colada de lava del volcán de Croscat. Esta colada de lava ofrece un terreno accidentado con múltiples prominencias, que pueden llegar hasta los 20 metros de altura.


Desciendo el puerto, que he conseguido pasando mucho calor, y me voy acercando al final del Parque Natural. Atrás dejaré esta zona volcánica para buscar nuevas emociones.


Paso por Mieres, otro bonito pueblo en el límite de la zona volcánica.


Terreno algo rompepiernas en busca del plato fuerte de la jornada, la subida a Rocacorba.


Aquí empieza. El cartel nos indica lo que nos espera.


Empiezo a pasar sed, me he comido el primero de los dos bocadillos que traía de casa en los primeros kilómetros del puerto y ahora empiezan a pasar factura. Las antenas, la cima, aun están muy lejos, y desconozco si habrá fuentes.


Cuando ya lo empezaba a ver muy negro, se produce el milagro.


Oigo ruido de agua y.... en efecto, una fuente! Aparco la bici contra un árbol y subo con ansia para remojar el gaznate. Aparte, me refresco la cara, las piernas, las manos... ¡que calor dios mio!


Con energías renovadas, reemprendo las cuestas de este pepino. Con lo que llevo subido y que aun esté tan lejos...


Llego a la primera antena pero, claro, va a ser que hay que ir hasta la otra, la más alta de todas. Pues nada, sigamos subiendo que para eso hemos venido!


Me detengo a hacer la foto, inmejorable excusa para coger un poco de aire. Esto es mirando hacia el norte, al fondo el Pirineo nevado.


Y si miramos hacia el otro lado, las vistas son bastante más turbias.


Para que conste...


Bajo a Banyoles y me acerco a tocar el agua del Estany de Banyoles. Es el lago natural más grande de Cataluña, y se alimenta de manera subterránea de los acuíferos provenientes del norte y de oeste, en la zona de la Alta Garrotxa. Dan ganas de meter los pies....


Siguiendo ahora el curso del Fluviá, remontaré hasta llegar a la Nacional II. El árbol solitario, como yo....


Y luego, por la nacional, llego a Figueres. Un poco de ruta turística para acercarme al Museo Dalí, pero hay tal follón de tráfico que no tardo en enfilar hacia la pensión que he reservado. Esto viene a ser el Museo Dalí por fuera.


Llego a la pensión hacia las 18.30 de la tarde. Como es pronto, una vez duchado me voy a buscar un supermercado y me compro lo que será la cena y el desayuno. Hay que minimizar gastos!

La pensión, sencillita pero limpia, me sale a 23€ el dormir.

Ahora toca hacer números. Mañana tengo reservado albergue en Sant Joan de les Abadesses, y sirven la cena a las 20.30. Osea, me interesa llegar no más tarde de las 19.30 a dicho albergue. La etapita que tendré por delante, según el bikemap es de algo más de 230 kms y 5000 metros de desnivel. Sumando por aquí y restando por allá, me sale que para ir sin agobios tengo que empezar a pedalear a las 5 de la mañana. Pues nada, el despertador a las 4, para poder desayunar, vestirme, preparar la maletita y todo el festival.

A las 20.30 y aun de dia, ya termino de cenar mientras por la televisión veo como anuncian otro dia de sol y más calor. Me acuesto y no tardo en dormirme plácidamente, ajeno a lo que me espera mañana....


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