Cicloturismo de almendras, aceite y vino (II)

Me levanto a las 5.30 de la mañana. Desayuno unas pastas de Repostería Martínez, un poco de zumo de naranja y me echo al zurrón unas cuantas pastitas más para ir comiendo en ruta. tiro la basura, recojo el albergue y lo dejo todo igual que cuando llegué.

A las 6.15 me pongo en marcha.

Es noche cerrada durante bastante rato. La espesa niebla dificulta mucho el avance, ya que la luz del frontal apenas llega al suelo. Por suerte, la carretera tiene pintadas las lineas y es más fácil de seguir. Cuando amanece, la niebla sigue acompañándome.

Llego al Ebro y el reactor de la central nuclear de Ascó emerge entre la niebla.

Al otro lado del puente, el pueblo de Ascó.

Hasta que no subo el Coll de la Batalla no empiezo a tener vistas decentes.

Cabacés, sobre ese montículo al lado del rio Montsant.

Camino de Vilella Baixa, la Pena Roja protege mis espaldas.

El pueblo de vilella Baixa. Un lugar típico del pueblo es la "calle que no pasa", que perteneció al antiguo núcleo medieval. Se trata de una calle a la que se accede a través de una portalada y que termina en una plaza; de ahí el nombre de "no pasa" ya que no tiene salida. Se utilizó como lugar de defensa durante las Guerras Carlistas ya que permitía cerrar la puerta en caso de peligro.

De nuevo cruzaré la sierra del Montsant, esta vez por la "cara sur".

Preciosas vistas en esta mañana fria pero agradable.

Acercándome al pueblo de Escaladei.

El pueblo de Escaladei, conocido por su Cartuja.

Dice la leyenda que el rey Alfonso II de Aragón decidió hacer donación de unas tierras a la Orden de los Cartujos para que construyeran un monasterio. La casa madre envió unos monjes a buscar el lugar más adecuado a sus necesidades.

Durante la investigación, encontraron un pastor que les explicó que en sueños veía unos ángeles que subían al cielo por unas escaleras apoyadas en la cepa de un pino que había en el lugar donde él pastaba sus rebaños. Los monjes lo interpretaron como una señal de Dios y allí mismo construyeron un pequeño claustro que sería el origen de la Cartuja de Santa Maria de Escaladei, que significa "escalera hacia Dios".

Tras Escaladei, durísima subida mientras no pierdo de vista todos los picos de la sierra del Montsec.

Este subidón culmina en el pequeño pueblo de Morera de Montsant.

A partir de Morera de Montsant, tengo descenso, que me irá genial para recuperarme del sofocón.

Al fondo ya veo Cornudella de Montsant, final de esta larga bajada.

Saliendo de Cornudella, empieza la subida al Coll d´Albarca, al inicio muy suave, en falso llano.

No tardo en avistar la cima del puerto, justo por debajo del pueblo que da nombre al alto, Albarca.

Esto es la cima del Coll d´Albarca.

Pero hasta Prades, aun sigue subiendo la carretera. También conocida por "villa roja" por la piedra arenisca de color rojizo presente en muchos de sus edificios. Esta es la Iglesia gótica de Santa María. Aquí también se cultiva la patata. La Patata de Prades posee la etiqueta de Indicación Geográfica Protegida por sus exepcionales condiciones y calidad.

De Prades, aun queda algo más de subida hasta el Coll de l´Arena.

Bajando hacia Montblanc, por este lado el puerto es CIMA.

El Real Monasterio de Santa María de Poblet. En 1991 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Atravieso Espluga de Francolí y voy a buscar unos pocos kilómetros por una nacional muy transitada.

Pasado Montblanc, cojo la carretera que va a Igualada pasando por varios pueblecitos: Pira, Sarral, Rocafort,...

Esto es Rocafort de Queralt, con su esbelto campanario.

En Santa Coloma de Queralt callejeo un poco y encuentro esta estupenda fuente! Me viene como anillo al dedo pues hace poco me he comido el bocadillo.

Me acerco al pequeño pueblo de Bellprat, de solo 92 habitantes.

Saliendo de Bellprat, al lado del cementerio, un cartel me indica que voy a ir por un camino rural. Esto siempre es una garantía de tranquilidad.

Y se cumple la tradición, zonas solitarias y recónditas voy descubriendo por este camino rural.

La Ermita de la Sagrada Familia, algo más pequeña que la que hay en Barcelona...

Salgo del camino rural y la carretera enfila directa hacia Igualada.

Y entre Igualada y Manresa, desde el Coll de Grisen entreveo el Macizo de Montserrat.

Una entretenida ruta, no demasiado exigente y muy interesante desde el punto de vista "agrícola", jejeje.

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