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viernes, 6 de enero de 2012

Francia mediterranea: Massif des Baumes


Me levanto bien temprano tras haber dormido unas 9 horas seguidas. El cuerpo está completamente descansado y con ganas de marcha. En la media hora de trayecto que tengo hasta Les Mayons, punto de inicio de esta etapa, aprovecho para entrar en calor poniendo la calefacción del coche a tope, y también para desayunar un poco.

Llego a Les Mayons y por el google street view ya había decidido el sitio donde aparcar, y también donde pasaré la próxima noche. Es un párking público con un edificio de aseos al lado.

Aparco ahí, y empiezo a pedalear a las 7.30 de la mañana, ya con luz suficiente.

Hasta el pueblo de La Garde-Freinet la subida es cómoda, pero al llegar al pueblo dejo la carretera para coger una pista forestal asfaltada y la pendiente se endurece.


El pueblo de La Garde-Freinet, y yo me voy a alejar de todo vestigio de civilización por la Route des Cretes Marc Robert. Muchos kilómetros de pista, a tramos sin asfalto, y prohibida para los vehículos a motor.


Subiendo a Roches Blanches.


La pista tiene poco asfalto y mucha tierra y piedra, pero las vistas y la soledad son acongojantes.


Mirando hacia el norte, observo la Reserve Naturel de la Plaine des Maures.


Llegando a lo alto de Roches Blanches.


Sigo por esta pista, serán varias horas sin ver ningún indicio de vida humana.


Soledad abrumadora, pero la mañana invita a esta aventura. El fuerte viento, que me acompañará toda la etapa, me impide escuchar el silencio, esta vez.





Termino esta Route des Cretes y salgo a la carretera justo en el Col des Fourches. Pero subiré más, mi objetivo está muy por encima de este puerto.


Esta es la pista que me subirá hasta Notre-Dame des Anges.


Los árboles forman un arco que me invita a seguir subiendo con la calma propia de este tipo de etapas. Es turismo casi más que ciclismo. Prisa no hay, pues tarde no es.


Últimos metros de subida, se endurece bastante.


Y ahora mismo estoy llegando a lo más alto!


Notre-Dame des Anges, lugar de peregrinaje. Tiene habitaciones reservadas para estos peregrinos.


Mirando hacia el Mediterraneo.


La presencia de la antena de televisión estropea un poco el misticismo del lugar, pero es un paraje de gran belleza, pese a todo.


Ahora volveré a seguir por la Route des Cretes Marc Robert hasta bajar a Collobrieres.


Llegando a Collobrieres, con bastante sed y dispuesto a buscar una fuente lo más pronto posible.


En la Place de la Liberation encuentro el tan deseado líquido.


Cruzo el puente sobre el rio Real Collobrier y empiezo a subir el Col de Babaou.


Las zonas bajas siempre están ocupadas por viñedos.


Subiendo por una de estas típicas carreteritas francesas, las que hacen grande a este país para la práctica del cicloturismo.


Corono el simpático Col de Babaou y empiezo a oler el aroma salado del Mediterraneo.


Me asomo, estiro el cuello con ansia... pero apenas puedo ver el mar. Una pequeña cadena de montañas me separa de él, el Vallon de Gratteloup. Vamos a por él!


Corono el Col de Gratteloup y, por fin, tengo el mar a mis pies.


El puerto deportivo de Bormes-les-Mimosas.


La Corniche des Maures, que contrasta acantilados con extensas playas.


Un buen número de kilómetros voy a hacer siguiendo la linea costera.


Bajo hasta la gran Plage de Cavaliere, me apetece pisar la arena.


La playa desierta este dia de Reyes.


Al llegar a le Canadel, empiezo a apartarme del mar, subiendo el Col du Canadel.


Un pequeño puerto de montaña con magníficas vistas en todo momento.


Desde la cima del puerto, veo por la izquierda el trazado de la carretera.


Desciendo por la cara norte hasta La Mole, y tengo bastante llaneo hasta Cogolin, donde empezaré la ascensión al Col de Taillude. Siempre, siempre viñas en las zonas más bajas.


Lugar conmemorativo en plena subida de este puerto.


Carreterita estrecha y apenas transitada.


A ratos, aun puedo ver el Mediterraneo.


De pronto, me sobresalta ver la Chartreuse de la Verne. Tremendamente apartada de todo. Voy a ir, y tanto que sí!


Corono el Col de Taillude y pocos kilómetros después, hay el desvio para ir a la Chartreuse de la Verne.


Una rancia carretera me ascenderá hasta el monasterio.


Llegué! La Chartreuse de la Verne, fundada en el 1.170 y en pleno corazón del Massif des Maures. Desde 1.983, el monasterio alberga una comunidad de monjas de Bethleem, lo que le permitió recuperar su vocación monástica, manteniendo el monumento abierto al público.


Termino el descenso del Col de Taillude y, poco antes de llegar a Collobrieres, cojo la carretera que me ascenderá de nuevo al Col des Fourches por la vertiente sur.


Precioso atardecer, en el último puerto del dia.


Cuando ya voy desesperado de sed, me encuentro esta fuente. Y, cosa rara, una persona. El hombre me dice que es potable y se me ilumina una gran sonrisa...


Bien bebido y sabiendo que queda poca subida y mucha bajada, ataco con ganas el último tramo del Col des Fourches.





Poco antes de llegar a la cima, veo la antena de televisión donde estuve por la mañana, aquello de Notre-Dame des Anges.


El Col des Fourches. Encrucijada de 4 caminos en la cima. Por la mañana lo pasé de este a oeste, y ahora lo paso de sur a norte.


Descenso por carreterita estrecha, por lo que debo extremar las precauciones.


Para atajar hasta la meta, debo hacer un par de kilómetros de sterratto, pero con estos neumáticos de 25´no me asusta.


Llego a Les Mayons por unas callejuelas estrechísimas. Son las 5 y diez de la tarde y ya lo tengo todo hecho, pues hoy dormiré aquí.


En ese párking tengo el coche y ahí mismo dormiré. Ese edificio de aseos me irá como anillo al dedo para lavarme un poco y tener intimidad. Aunque visto así dé mala impresión, por dentro estaba muy limpio.


Una vez aseado y antes que oscurezca, me preparo mi plato de spaguettis con bacon y chorizo. Como hasta hartarme, acompañándolo con pan de ajo de ese que viene en bolsa. Y luego unas natillas. Es lo bueno de viajar en invierno, que puedo llevarme postres de nevera ya que se conservan bien, jeje.

Son las 6.30, ya es de noche, he cenado... pues nada, me preparo mi hotel de 0 estrellas, tapo todas las ventanas y con el frontal puesto y ya metido dentro del saco, me estoy un rato repasando los mapas de la etapa de mañana. Mañana serán 2 sectores, habrá un corto traslado en coche de 20 minutos de uno al otro. Además, será el dia más duro y más interesante de todos. Interesa descansar bien.... Pues ala, apago el frontal y mientras fuera el viento zarandea el coche, me duermo.
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