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martes, 26 de agosto de 2003

Paris-Brest-Paris 2003, un viaje al infierno

El sábado a las 4.30 de la madrugada, en Zaragoza, cogía el autobús que, junto con 50 ciclistas mas, nos iba a llevar hasta París. Formábamos la selección española a la Paris-Brest-Paris.

El bus salió de Madrid, pasó por Zaragoza y de ahi fuimos a Irún a recoger a los participantes del norte. Nos metimos en Francia y, entre atascos y retenciones, conseguimos llegar al hotel cerca de la medianoche. El domingo fue el dia de ir a recoger las hojas de ruta y pasar la revisión de las bicis. El ambiente era estupendo y habia máquinas de todo tipo, desde bicicletas normales, hasta tandems (alguno de 3 plazas), reclinables, triciclos, patinetes... algunas bicis incluso iban equipadas con GPS. Daba gusto pasar alli el rato simplemente mirando bicis.

El lunes fue para descansar hasta las 22.00, que era cuando tenía prevista la salida. Como éramos muchos, se hacían varias salidas, en intervalos de 15 minutos. A mi me tocó salir a las 22.30. Fue un momento muy emocionante. Después de muchos años de soñar con realizar la PBP, alli estaba, por fin, tomando la salida entre los aplausos de los cientos de espectadores que había.

La noche era fresca y el ritmo de salida rápido. Me puse en un grupo delantero y empezaron a caer rápidamente los kilómetros. Me di cuenta que era un constante sube y baja, todo a base de repechones y bajadas rápidas. Llegamos al primer control ( km 141 ) en plena noche, comí un poco y de nuevo en un grupito salimos hacia el segundo control. Este está en el km 223, llegamos por la mañana. Allí la federacion nos ha montado una carpa exclusivamente para nosotros, y aprovecho para comer rodeado de españoles. Salgo de allí con Enrique “ el indio “, un compañero de Burgos, y vamos muy rápidos hasta el otro control, picándonos con un americano y un ruso.

Llegamos ( km 311 ) comemos y salimos hacia el siguiente control. Nos metemos en un grupo de unos 10-12, con representación de varios paises ( Italia, Australia, Francia, Alemania...) y muy rápido llegamos al control de Tinteniac ( km 366 ). De nuevo a comer, como en todos los controles, y hacia el siguiente.

A poco de salir empiezo a notar molestias en la rodilla izquierda, que se van acentuando. Bajo algo el ritmo pero el dolor no desaparece. No le doy mucha importancia, porque jamás he tenido ningun tipo de problema con la rodilla yendo en bici. Al rato el dolor se va quitando, y empieza a dolerme la derecha. Sigo sin darle importancia, pero el dolor se va acentuando, y en mi interior empiezo a pensar que quizás algo no vaya bien del todo...

En el km 400 el dolor se acentúa bruscamente, unos pinchazos tremendos en cada pedalada que hacen que tenga que subir muy lentamente todas las cuestas, las cuales se suceden una detrás de otra, interminables. Hasta aquí, la media era de unos 25-27 kms a la hora. A partir de este momento, la media será de 20-21. Tengo que llegar como sea hasta el control de Loudeac ( km 452 ) donde tenemos otra carpa los españoles y tengo saco de dormir, ropa de recambio, etc...

Me cuesta mucho llegar, el dolor es fuerte. Cuando lo consigo, como abundantemente y voy a la cruz roja a que me vea el médico. Le comento el problema y me examina. Me diagnostica una tendinitis y me dice que abandone que no voy a conseguir terminar. Me daban ganas de retorcerle el pescuezo al tipo ese, ¿cómo se le ocurre decirme que abandone mi sueño así sin mas? Yo tenía muy claro que de la carretera solo me sacaban en camilla.

Eran las 6 de la tarde y pensé en dormir en la carpa. Me metí en el saco pero no paraba de darle vueltas a la cabeza y no conseguía dormirme, así que al cabo de una hora me levanté, cogí la bici y me decidí a llegar al siguiente control. Este tramo fue tremendo, uno de los peores. El dolor era tan intenso que habia momentos que iba llorando de rabia porque veía que no iba a ser capaz de terminar. En esos momentos, me imaginaba a mi familia delante de la pantalla del ordenador, siguiendo mi paso por cada control a traves de internet, y a mi novia dándome ánimos con sus mensajes al móvil, y conseguía aguantar el dolor y alcanzar otro repecho más.

Se me hizo de noche, yo siempre más solo que la una, ya que era incapaz de seguir rueda de nadie en las subidas, aunque en llano y bajada iba bien. Mi luz no daba mucho de si, y pasaron 3 japoneses que iban como motos y con buena luz. Me puse a rueda como pude y aguanté un trozo tras ellos, hasta que no pude más. Almenos pude descansar un poco la vista.

Llegué al control de Carhaix ( km 529 ) sobre las 23.30 del martes. Iba ya medio cojo caminando y solo podia bajar escaleras con una pata. Sellé el libro de ruta, cené y me dispuse a dormir. Nos metian en un pavellón lleno de camillas y nos daban una manta. Estaba agotado y me dormí a eso de las 00.30. Al cabo de dos horas me desperté por los ruidos de gente que iba y venia y los ronquidos del personal. Yo había indicado a la organización que quería que me despertaran a las 5 de la mañana, pero eran las 3 y no podía dormirme. Cuando vi que sería imposible conciliar el sueño de nuevo, me levanté y las 3.30 de la madrugada emprendí camino hacia el último control de la ida: Brest.

Este tramo es el más complicado porque hay un puerto de segunda categoria, aparte de las decenas de repechos que hay en cada tramo, por supuesto. El puerto lo voy subiendo de noche, muy despacio porque el dolor no se ha ido con el descanso, al contrario, en frio duele aun más. Las pilas se acaban y tengo que parar a cambiarlas. Hacia medio puerto cojo un grupito que sube a mi ritmo y vamos haciendo camino juntos, en su mayoria son italianos y franceses. Coronamos, aun de noche pero ya cercano el amanecer.

En la cima, 8 grados, humedad, y una bajada en la que me quedo completamente helado. El frio se mete en cada poro de mi piel, me cuesta reaccionar para frenar y cambiar, y cada vez que llega una cuesta la rodilla me tortura un poco más. Luego sale el sol tímidamente y se quita ese frio tan horrible. La llegada a Brest esta próxima. Al final de un repecho, de repente, se abre ante mi un paisaje espectacular. El océano atlántico, en una mañana soleada, los barcos amarrados, las casas en la ladera de las montañas, y un puente que cruza el golfo por encima del mar, muy largo, hasta llegar a la otra orilla. Algún ciclista se para para hacer fotos, y es que realmente vale la pena. ¡Que triste los que pasaron por alli de noche y se perdieron esto!

Para llegar al control hay que subir unas cuestas endemoniadas atravesando Brest, que se me hacen eternas. En el control un buen desayuno, y media vuelta. La mitad ya está hecha, ahora hay que deshacer todo el camino recorrido. Llevo 615 kms.

Salgo de nuevo para Carhaix y me voy cruzando con los ciclistas que van direccion Brest. Este tramo es muy entretenido porque no paras de cruzarte con los ciclistas que van detras tuyo y vas buscando compañeros para darles ánimos al cruzarnos. Subo el puerto con más pena que gloria, aunque voy cerca de un grupito de italianos donde hay una chica guapísima... ;-) Al llegar arriba ellos paran y yo sigo solo... y voy buscando la bajada, pero...maldita sea! Si aquí solo hay que repechos!!! ¿Dónde está el pedazo subidón que había a la ida? Hay tramos de bajada, si, pero amenizados con algunas cuestas que subo a no más de 10 por hora con el 38x25.

Finalmente llego a Carhaix ( km 696 ) con la sensación de que para ir para Brest había mucha subida, y para volver había poca bajada. Alli me encuentro con alguno de la selección, pero yo no puedo ir con nadie porque en las subidas no puedo seguir ninguna rueda.

Como nuevamente y salgo hacia Loudeac ( si, donde el médico me dijo que me largara a casa ). Con mucha calma, con mucho dolor y con bastante calor voy haciendo kilómetros, y llego a Loudeac ( km 773 ) sobre las 16.30 del miércoles. Alli, los cocineros que venían en el bus me hacen un plato de huevos fritos con jamon y un filete que entra mejor que nada. Unas piezas de fruta, cocacola, agua...genial! Me lleno los bolsillos de barritas y de pilas y salgo en busca del último tramo del dia.

Lo ideal sería llegar a Tinteniac de dia pero voy haciendo cálculos y veo que no podrá ser. Se me hace de noche unos 20 kms antes de llegar y... ¿quién aparece? Pues los japoneses de la noche anterior!!! Bueno, supongo que eran los mismos, son tan parecidos todos... Otra vez me pongo a rueda, ya me deben conocer, pero esta vez no aguanto mucho. Una cuesta tremenda al llegar a un pueblo ( 8-9 kms por hora ) y se largan. Llego a Tinteniac ( km 860 ) a poco más de las 10 de la noche. Una buena cena y me voy a dormir. Aquí hay habitaciones de 4 personas, ¡estupendo! También hay ducha, aunque no tengo jabon ni toalla. Me ducho sin jabon ( la primera y última ducha que disfruté en toda la prueba ) y me seco como puedo con la manta que nos dan. Nunca hubiera imaginado que las mantas secaran tan poco!Me pongo la camiseta sudada para dormir ( no hay nada más ) pero el coulotte no, en pelotas de cintura para abajo. Me duermo a las 12 de la noche, y me levanto a las 5 de la mañana del jueves.

¡Estas 5 horas de sueño me van a venir de cine! A las 5 de la mañana salgo de la habitacion y... ¡un frio tremendo! La bici completamente mojada de la escarcha, hay mucha humedad. Se me hace un nudo en la garganta, porque la rodilla esta fatal, se me ha formado líquido en la articulacion y duele más que nunca, apenas puedo subirme y bajarme de la bici y camino completamente cojo. Empiezo a tener negros presentimientos, pero pienso que hay que llegar al siguiente control como si el final de la prueba se tratara, y alli dios dirá.

Empiezo a pedalear bajo un frio inaguantable, en el fondo de los valles se forma niebla lo que hace que, con las primeras luces del alba, el paisaje tenga un aspecto fantasmagórico. Veo a algunos haciendo fotos por esta zona, tiene pinta de pelicula de terror. Hasta que no sale el sol no empieza a quitarse la tiritona. Estoy pasando otro mal momento y nuevamente pienso en la familia y en la novia, que son los que mas me han apoyado y ayudado para poder estar ahi, y me doy cuenta que no puedo fallarles. Ha sido, por mi parte, un año de sacrificios y mucho gasto para poder estar preparado, y una maldita lesión no me va a impedir acabar. Me autoconvenzo de que acabaré, no se como ni cuando, pero acabaré esta maldita prueba para no volver jamás. Se está convirtiendo en una tortura física y psicológica, y pienso que cuando termine este infierno no volveré a tocar la bici nunca.

Llego más mal que bien al control de Fougeres ( km 914 ). Necesito mi tiempo para conseguir bajarme de la bici, con un gesto permanente de dolor pintado en mi cara, y me voy al comedor. Allí me encuentro con un compañero de mi ciudad y desayunamos juntos. El desayuno me sienta bien y salgo con ganas hacia el siguiente control. Me está esperando la carpa de la selección, y voy a mi ritmo, lento en las subidas y "alegre" en llano y bajadas. Llego a la hora de comer a Villaines ( km 1002 ) y el cocinero me hace un plato de macarrones con chorizo y algo más que está para chuparse los dedos. Generosas dosis de cocacolas, algún que otro acuarius y agua, mucha agua, que hace mucho calor. Mientras estoy comiendo viene un vendaval y se lleva la carpa, los platos, las botellas y todo lo que pilla por delante. ¡Joder! Mientras ellos intentan plantar la carpa yo salgo hacia el otro control.

No sé si fueron los macarrones, o el factor psicológico de que me quedan ya menos de 300, pero me animo y voy algo mejor. El caso es que de fuerzas estoy bien, ya que al no poder apretar en las subidas el cansancio no es grande, pero ese dolor... Poco a poco me voy embalando, cada vez voy más rápido y ...¡o milagro! empiezo a pasar gente!!! Con el calor el dolor se me pasa un poco y puedo apretar incluso en las subidas, con lo cual me animo muchísimo y aprieto cada vez más. Llego pletórico al control de Mortagne ( km 1084 ) a las 17.30 del jueves.

Allí como y me encuentro con dos compañeros del bus que iban delante mio pero que yo había pasado poco antes del control. Charlamos un poco y yo, como ya he comido, me voy para aprovechar al máximo las horas de luz. Empiezo el penúltimo tramo, al principio es muy duro con repechos constantes y muy empinados, lo paso mal por la rodilla, pero luego vienen muchos kilómetros de llanos, y ahí doy todo lo que tengo y me pongo a mil por hora, adelantando gente y todo. Luego me arrepentiré de esto, pero me encuentro bien y no voy a dejar pasar la ocasión.

Tengo que parar a unos 10 kms del control a ponerme el chaleco reflectante y las luces en la bici ya que se hace de noche muy rápido y no llegaré antes de que anochezca. Llego al penúltimo control, el de Nogent ( km 1167 ) a las 21.45 y me voy directo a cenar. Hablo con mi novia y le digo que lo voy a conseguir, estoy loco de alegría saboreando esos momentos, aun metido dentro de la prueba pero viendo tan cerca el final.

Cuando salgo del comedor para coger la bici, un escalofrio me recorre el cuerpo de arriba a abajo. El frio ha llegado de golpe, mi cuerpo se transforma y de la euforia paso a un estado de agotamiento general, antes aun de montarme en la bicicleta. Sale de golpe todo el cansancio acumulado, empiezo a temblar y se acentúa el dolor en la rodilla, junto con otro dolor intenso en el tendón de aquiles de la otra pierna. Es noche cerrada y la temperatura sigue bajando. Faltan solo 60 kms y no quiero pensar en otra cosa que no sea en acabar.

Me monto y empiezo a pedalear, pero el dolor es más fuerte que nunca y no puedo hacer prácticamente nada de fuerza con una pierna. Aparte de eso, el dolor que produce el sillin es tan fuerte que prácticamente me hago el 80% de cada kilometro de pie sobre la bici. Las palmas de las manos y los pies estan dormidas y el resfriado que pillé la noche anterior molesta, aunque eso es lo de menos. Los kilómetros no pasan, la media es de unos 16 por hora... ¡este tramo va a ser agónico!

Mi luz es una auténtica porquería y apenas se ve nada, hay que ir por el centro de la calzada sobre la linea blanca para poder seguir, sinó es imposible. Voy solo, como siempre, pero no veo las flechas indicadoras en los cruces y aflojo aun más para esperar a alguien. Vienen un par por detrás y espero y me pongo a rueda. En las subidas tengo que retorcerme de dolor para poder aguantar rueda y no quedarme solo otra vez, y eso que no van muy rápido, pero para mi cualquier ritmo es mucho.

Pasan las horas, las 11, las 12... y los kilómetros cada vez pasan más lentos. Nos metemos en urbanizaciones y rondas plagados de cruces. En uno han quitado una flecha y no sabemos para donde tirar. Cada vez que hay que parar en un semáforo o cruce yo me quiero morir del dolor al echar pie a tierra. Finalmente preguntamos a una chica que va en un coche y nos indica por donde ir, pero hay que pasar un tramo de paves de casi 100 metros lo cual me remata... ¡solo faltaba ya eso! Nos faltan unos 15 kilometros, todo por calles ya iluminadas, rondas exteriores y todo eso. Aquellos dos se van y yo me quedo con un belga. Vamos despacio, asegurando en cada cruce. Como es de noche apenas hay tránsito y en muchos semaforos no paramos ( yo creo que en un caso asi, se me puede perdonar ¿eh? ).

Vemos un cartel: PBP arrivé 5 kms. Ufff que poco falta. Las calles están desiertas de gente y de coches, ¡ya solo faltan 4! Un poco más y menos 3. La emoción me empieza a embargar, ese nudo en la garganta y los ojos se humedecen. Se me pone la piel de gallina cuando entro en el último kilómetro, y no es del frio que hace. Han sido 74 horas y 47 minutos en el infierno. Han sido 12 años esperando este momento, no es una prueba ciclista más, es la culminacion de mi sueño personal. En la llegada, a pesar de que es la 1.15 de la noche, hay mucha gente, todos nos aplauden. Yo levanto el puño y lo aprieto con fuerza... ¡lo conseguí!

Entro con lagrimas en los ojos, me doy cuenta de que he hecho algo grande. Por un momento asi, todo lo sufrido antes vale la pena. Todo un año de dedicación exclusiva a preparar esto, tantas horas de bici, mas de 12.000 kilometros en lo que va de año, tanto tiempo robado a los mios, todo el gasto de material y planificación. La sensacion vivida no puede explicarse con palabras, hay que estar ahí y vivirlo para saber lo que es. Y las circunstancias de la prueba, con esa lesión de buen principio, hace que aun sea más épico todo.

Ya han pasado 4 dias desde que acabó, y aquí estoy en casa con la rodilla vendada, con un tratamiento a base de hielo y antiinflamatorios. Los labios cortados por el sol y el viento aun sangran de vez en cuando. Las plantas de los pies y de las manos y las puntas de los dedos aun estan dormidas, se nota ese cosquilleo. Y el culo... bueno, eso dejémoslo, sobran las palabras. Han pasado 4 dias y sigo pensando que todo el tiempo que antes dedicaba a la bici, ahora podria dedicarlo a otras cosas...

Saludos.

2 comentarios:

  1. Buenas.
    Ya son varias veces las que he leído tu crónica y ahora acabo de realizar la inscripción para la edición de este año.
    Espero acabar y cumplir un sueño tal y como hiciste tú hace diez años (aunque sin tanto sufrimiento, ¡espero no tener ningún tipo de lesión!).
    Un saludo.

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  2. Que bueno!!! Esperaré a leer tu crónica con interés. Qué recuerdos, madre mia... Mucha suerte con la meteo y espero que te respeten las lesiones, aunque creo que de preparación no irás corto, jeje.

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