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domingo, 4 de diciembre de 2011

Final de otoño en Berguedá: esos locos bajitos

Ya que finalmente no pude asistir a la kdd para subir el Moncayo, me busqué una buena zona para sacarme el disgusto. Es todo un lujo tener eso del Berguedá a media hora de coche. La ruta, buscando todas esas "colladas" que no tienen mucha altura pero de rampas duras. Los puertos "grandes", en esta ocasión, mejor obviarlos, pues ya hace frio y el hielo puede estar presente.

Además, como no podía ser de otra forma, una visita al burucartel de Pradell, a ver si sigue en sitio, y de postre una subida a los Rasos de Peguera por detrás, con esos 1.7 kms sin asfaltar y que hay que hacerlos caminando.

El resultado fué una etapa brutal, que me provocó calambres a partir del último tercio de ruta y que seguían al llegar a casa. Una locura para esta época del año.

Vamos con ello:


Apenas media hora de coche tengo desde mi casa hasta la ciudad de Berga. A las 7.20 de la mañana estoy dispuesto para empezar. En condiciones normales, debería haber la suficiente luz para salir sin frontal, pero la espesa niebla que me rodea hace necesario salir con luz artificial. Tengo un inicio en bajada, sin demasiado frio por suerte, hasta el Pantano de La Baells.

A poco de cruzar sobre la presa, empieza el primer puerto, la Collada de Vinyoles. Me elevo sobre el embalse.


Tras un inicio durísimo, me acerco a la cima aun sin salir de la niebla.


En la cima de Vinyoles, parece querer empezar a abrirse el dia, pero como viene bajada, no voy a ver el cielo aun.


Final de otoño, se nota en cada metro de la ruta.


Llegando a La Nou de Berguedá tras un corto descenso peligrosísimo. Todos van a ser igual, carretera siempre mojada, barrillo y en las zonas más altas hacia el final de la etapa, hielo. Ningún descenso cómodo, todos con máxima tensión.


Inicio luego el ascenso por la carretera que va a Sant Romá de la Clusa. Pensé que estaría asfaltada pero unos pocos kilómetros y se vuelve pista. Media vuelta y para abajo. Almenos, puedo gozar de unas vistas como éstas.


Subiendo a la Collada Sant Isidre salgo holgadamente de la niebla, con gran regocijo para mi.


La niebla va subiendo, me persigue...


... pero yo corro más que ella, jeje. Ya bajaré, ya...


Descenso complicadísimo de Sant Isidre, con varios sustos por culpa de los coches de domingueros y el estado de la carretera, y llego a Guardiola. Inicio el ascenso a Sant Juliá de Cerdanyola y veo Guardiola con este aspecto tan poco receptivo.


La ermita de la Virgen de las Esposas emerge fantasmagórica al lado de la carretera.


Dura lucha entre el sol y la niebla. Por momentos, parece que el sol va a ganar la batalla.


Sobrepaso la niebla y los paisajes ahora sí que ya valen la pena.


Llegando a Sant Juliá de Cerdanyola, en plena subida a la Collada Sobirana.


Prosigo el ascenso y tengo esta vista tan llamativa. El Pedraforca emergiendo al fondo y el valle cubierto de espesa niebla.


Corono Sobirana, bajo un poco y vuelvo a subir hasta el Santuario de Falgars. A tiro lo tengo ya!


Carretera de acceso al Santuario, preciosa.


A las puertas del Santuario, esta imagen no me produce más que relajación y paz. Y me invita al descanso y la reflexión.


Pero ni descanso, ni reflexiono. Me asomo al borde y veo la niebla esperándome. No quiero bajar!!!


Otro descenso peligrosísimo y la niebla a punto de tragarme.


Entro en la niebla y muchos kilómetros me esperan en su compañía. Paso Guardiola y subo a Bagá, para iniciar el Coll de la Bena.


Inicio el puerto remontando el Valle del Bastareny. Ahora hay niebla, cuando baje ya no la habrá.


Mucho tengo que subir para empezar a ver el azul del cielo. Una subida muy dura que me empieza a machacar las piernas.


Llego al Coll de l'Escriga y viene un bajadón muy tocahuevos, pues a la vuelta hay que subirlo y hace mucha pupa.


Vemos esta bajada y luego como la carretera vuelve a subir, con el Pedraforca observando.


Ya estoy subiendo los últimos 2 kms hasta el Coll de la Bena, en un mediodía radiante.


Poco más y se termina el asfalto, justo en el Coll de la Bena.


Media vuelta y hay que retornar a Guardiola. El pueblo de Gisclareny en lo alto de la loma me ve pasar.


Esto es el Berguedá, montañoso a más no poder.


Descendiendo hasta el Valle del Bastareny, ahora ya con un buen sol y sin rastro de aquella niebla que se prolongó hasta pasado el mediodía.


En una panadería de Guardiola compró croissants de chocolate y cocacolas, y me los como mientras inicio la subida al Alto de Maçaners, en la carretera que sube a Saldes.


Pasando por esta zona tan espectacular llamada La Foradada.


Desde el puente me observan...


... pero yo sigo a lo mio, empezando una tarde que se presume memorable.


Unas vistas increiblemente azules me dicen que hoy ha sido un buen dia para rodar por aquí.


Tengo a la vista el pueblo de Maçaners, que da nombre al puerto. Siempre protegido por el gran Pedraforca.


Y al fondo, la Sierra de Gisclareny. Abrupto Berguedá!


En el alto de Maçaners, agua que no falte.


Me despido de Maçaners y tengo unos 4 kms de bajada antes de iniciar el siguiente puerto.


Pero antes de bajar, una de las imágenes más bellas que podemos sacar del Berguedá. El Pedraforca, en toda su amplitud.


Ascendiendo ahora al Mirador de Gresolet o Mirador del Pedraforca, ambos nombres indican el mismo lugar.


El Pedraforca parece querer abalanzarse sobre mi. Aquí sufro el primer calambre en la pierna derecha, doloroso aunque puedo solventarlo sin necesidad de parar.


Desde el Mirador, al final del asfalto, impactantes vistas del Alto Berguedá.


Media vuelta hasta la carretera de Saldes y termino de subir el kilómetro que me faltava para coronar el Coll de la Trapa, donde cogeré un desvío para subir a Pradell.


Los inicios de Pradell durísimos! Luego ya afloja, pero hay trozos donde la carretera está helada y debo pasarlos caminando con mucho cuidado de no resbalar. Esto ya empieza a no gustarme, pues luego deberé bajar por el otro lado y no sé como estará. Omnipresente Pedraforca.


En las zonas de sombra el hielo no se ha ido, y si la pendiente es fuerte el neumático no agarra y patina, por lo que hay que andar.


Llego por fin a la cima de Pradell, deseando que en la bajada por el lado duro haya tocado el sol.


Veo que el cartel sigue en su sitio. Estupendo!


Cara de circunstancias. Calambres, carreteras heladas y la puesta de sol acelera su llegada. Buf, que tensión, jejeje.


En la bajada hay algún tramo helada y me pego un susto de la ostia. Por suerte no caigo pero debo bajar caminando y agarrado al guardarrail. Llego al tramo de cemento, el del 20%, y por suerte está seco y lo puedo bajar montado.


Llego al cruce que me ha de subir al Coll de Fumanya, y hay 2 kilómetros de rampas imposibles. Nuevos calambres y esta vez sí, tengo que parar y caminar un poco. Hoy las estoy pasando canutas!


Llego al Coll de Fumanya y voy a por la Collada de Peguera, ahora con cuestas más asequibles y sin hielo. A ver si avanzo y consigo terminar la etapa de dia!


Collada de Peguera. Que tranquilidad se respira aquí!!!


Últimos metros de asfalto antes de llegar a esos casi 2 kms de pista de piedras.


Las sombras son muy alargadas, la tarde cae rápidamente.


Ya estoy en el pedregal. 1.7 kms hasta llegar a la Estación de Rasos de Peguera, que está actualmente abandonada.


Camina que caminarás, voy manteniendo una velocidad de entre 4 y 5 km/h, según haya más subida o menos.


Por fin veo la cruz, estoy en lo alto de Rasos de Peguera.


Y, preguntándome si valió la pena tanto sufrimiento, sólo asomarme me doy cuenta de que sí.


Increible. Casi me emociono y tiemblo, aunque es de frio. 4ºC en la cima de Rasos de Peguera. Absolutamente todo el valle cubierto de niebla y las montañas de Montserrat emergiendo al fondo.


Es un no parar de tomar fotos. Quiero acordarme de este instante mucho tiempo, pues hoy la carretera me ha puesto al límite.





Vuelvo a la realidad y se está haciendo oscuro, así que hay que desccender Rasos de Peguera.


Poco frio voy a pasar.... brrrrrrrrr.


Se va el sol y, cuanto más abajo, más frio. Voy a ir bajando y pasaré de los 4ºC de arriba hasta 1ºC llegando a Berga.


Llego a Berga atérido. El frio que hace y lo vacío que estoy son una combinación explosiva y no paro de temblar.


Hoy me meto en el coche sin sacarme nada de ropa, sólo el casco. Calefacción a tope y en la media hora de viaje de vuelta aun no entré en calor. Al aparcar el coche, un calambre terrible que me impide salir del vehículo. Desde luego, hacer etapas así en diciembre no es nada bueno...

Saludos!!!


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