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lunes, 1 de agosto de 2011

AFTT 2011, prólogo: Tour del Luberon


Lunes, 1 de agosto. Empiezan mis vacaciones ciclistas de este verano. Mis Alpes Franceses Total Tour 2011, segunda parte de lo empezado el año pasado, con la idea de conocer de pe a pa todo lo que son los alpes franceses.

El lunes era el dia destinado al viaje de aproximación. Desde luego, no me da tiempo a llegar y hacerme la primera etapa, pero sí que puedo hacer una etapa prólogo, aun pre-alpes, en una zona que siempre me había llamado la atención pero nunca antes había podido ir: el Parc naturel regional du Luberon.

Esta zona es un destino favorito para la alta sociedad francesa, británica y estadounidense debido a las localidades agradables y pintorescas, una forma de vida cómoda, riqueza agrícola, asociaciones históricas y culturales y senderos.

Por tanto, me planto en Cereste hacia las 11 de la mañana, y en un dia calurosísimo inicio mi andadura. Por delante, 11 dias de ciclismo y sólo ciclismo. Cerca de 2.000 kilómetros me esperan, y lo primero que veo al montarme en la bici, las primeras pedaladas, son por aquí:



El primer pueblo por el que voy a pasar es Reillanne. Se caracteriza toda esta zona por los pueblos colgados en las laderas de los montes. Voy descubriendo otra zona de Francia y eso me gusta!



Subiendo a Le Grand Ubac, entre campos de lavanda que ya tienen un color muy apagado pero el aroma sigue estando presente. Es tan intenso que en ocasiones llega a ser hasta molesto.



Mirando hacia la reserva natural geológica del Luberon.


Desde arriba, quedo a la altura del observatorio astronómico de Haute Provence, el próximo objetivo pues dicen que hay buenas vistas desde allí.



Paso por el pueblo de St-Michel-l´Obsevatoire y me encamino a subir al observatorio.



Sin embargo, al llegar a la entrada veo que hay una barrera y un guarda, que se apresura a decirme que no se puede pasar. Lástima! Me quedo aquí, con las ganas de subir.



Acercándome a la localidad de Mane, estos enormes árboles me ofrecen una agradecida sombra permanente.



Dejo atrás Mane, otro pintoresco pueblo colgado en la montaña, y me apresuro a ir a buscar el siguiente puerto.



Corono ese puerto, el Col de la Mort d'Imbert, y desde la cima tengo estas lejanas vistas de Manosque, una ciudad ya más grande que todo lo recorrido hasta ahora.



Bajo a Manosque y el reloj me dice que ya son más de la 1 del mediodía.



Voy a por otro puerto más, el Col de Montfuron, en una zona tórrida sin sombras y con el termómetro muy por encima de los 30ºC. La media de temperatura de la etapa serán 32ºC, lo cual es mucho calor.



Bajo el puerto por buena carretera y me voy a subir al pueblo de Vitrolles-en-Luberon.



Tras subir a Vitrolles y bajar, tengo unos kilómetros bastante favorables, donde siempre me acompaña la montaña del Gran Luberon, que da nombre a toda la zona y al parque natural.



Una ermita solitaria.



Paso Lourmarin y empiezo el último y más largo puerto del dia, el Col de Pointu.



Como de la nada, emerge del bosque el campanario de la Prieure de St-Symphorien, de la cual solamente quedan vestigios.



Desde lo más alto del Col de Pointu, miro al norte intentando vislumbrar los Alpes que me están esperando. No logro verlos, pero sé que están ahí...



Por último, solamente me queda la bajada de Pointu y luego un tramo en ligera subida hasta llegar de nuevo a Cereste.



En Cereste me cambio y emprendo viaje hasta Sisteron, donde mañana empezaré la primera etapa alpina. Es un viaje corto, de menos de 1 hora. Sin embargo, al pasar por Peyruis veo un párking con servicios públicos, así que sin dudarlo aparco el coche y decido pasar la noche en ese pueblo.

Me meto en los aseos con mi esponja y mi jabón y me doy una ducha para quitarme bien el sudor. Luego me preparo la cena con el hornillo mientras los franceses juegan a la petanca, y antes que empieze a oscurecer ya tapo todas las ventanas del coche, me meto dentro y a dormir. Hace mucho calor, así que toca dormir en pelotas y fuera del saco.

No tardo en dormirme, con muchas ganas que amanezca para volver a sentir esa agradable sensación que es pedalear por los Alpes.


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