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sábado, 7 de mayo de 2011

BIGicleta, carretera y manta: Francia profunda, verde madera. Gritos del pasado


Al igual que ayer, repito fórmula. Me levanto algo pasadas las 4 de la mañana y en la hora que tengo de viaje hasta el punto de inicio voy desayunando. Percibo que el viento es fuerte, y a esas horas de la noche que haga viento fuerte no es bueno, nada bueno.

Llego a Champagnac-le-Vieux cuando empieza a clarear, y además del viento fortísimo veo que el cielo está cubierto de nubarrones que se mueven muy deprisa. Fea situación! No me gusta nada el panorama y me pienso si cambiarme y salir a pedalear o no. Pero, ya que estoy tan lejos y he llegado hasta aquí, almenos habrá que intentarlo. A las malas, voy a subir el primer BIG que no está lejos y si la cosa se pone fea me vuelvo.

La primera parte de la subida a la Chaise-Dieu es por un tupido bosque, que me protege del viento y hace que me anime bastante.



Enormes abetos en una subida no muy difícil. Sería perfecto si se abriera un poco más el cielo!



Las ovejas pastan tranquilamente compartiendo terreno con industrias madereras, bastante frecuentes por toda la zona. Hay tantísimo bosque que vaya por donde vaya observo tala de árboles.



Cuando definitivamente abandono el bosque, se alza ante mi la población de La-Chaise-Dieu (casa de Dios), nombre que se refiere a la abadía benedictina que preside el lugar. Llegó a tener 300 monjes en sus mejores tiempos.



Para completar el BIG, el primero de hoy, cruzo el pueblo y subo hasta esta area recreativa, la Signal de St. Claude, a escaso 1 km del pueblo.



Me acerco a hacer turismo por la abadía benedictina, que está en reformas. El Papa Clemente VI comenzó su vocación como monje en Chaise Dieu, y durante la Edad Media esta abadía se convirtió en hogar de varias congregaciones de Monjes Negros.



Bajo luego rapidísimamente impulsado por el viento hasta Dore l´Eglise, donde empezará el Col des Dansadoux. Como en todos los pueblos de esta zona, al lado de la iglesia hay una estatua conmemorativa de los caidos en la guerra civil.



El Col des Dansadoux sube por una carretera secundaria muy tranquila y a ratos bastante empinada.



El dia se arregla y llegando a Medeyrolles el sol empieza a dejarse notar. Fué un acierto decidir tomar la salida!



Otro monumento, con los nombres de todos los aidos del pueblo en la guerra. En el sepulcral silencio que hay en el pueblecito, pueden oirse los ecos de la batalla.



Como durante toda la etapa, los efectos de la tala de árboles se ven por cualquier parte.



Coronado Dansadoux, corto pero frenético descenso para ir a buscar el inicio del siguiente puerto.



Aquí, en Viverols, empezará el Col de Chemintrand. Al fondo vemos las torres desmanteladas y las paredes grises de lo que algún dia fué una gran fortaleza.



A las 9 de la mañana, como marca el reloj, empiezo a subir Chemintrand.



Subida por carretera ancha y sin nada destacable.



En la cima de Chemintrand, de nuevo se avecina un raudo descenso. Todo lo que ahora me favorece el viento, en la segunda mitad de la etapa será mi calvario.



Descenso que bien merece una paradita para contemplar la villa de Baffie, muy coqueta ella.



En Grandrif empieza el ya más largo Col des Pradeaux. Es menester repostar de agua, quien sabe si este agua es bendita.



La lista de los caidos de Grandrif es más extensa, la guerra fué dura en esta zona.



Precioso el Col des Pradeaux, con un dia radiante ya, aunque sigue siendo muy ventoso.



Una gozada pedalear por estos parajes.



Vistas al Parque Natural du Livradois-Forez.



Últimos kilómetros del Col des Pradeaux, tampoco demasiado exigente aunque poco a poco, se va sumando desnivel a las piernas.



Cima del Col des Pradeaux.



Otra rapidísima bajada hasta St. Antheme, donde haré un sube-baja al segundo BIG, el Col de la Croix de l'Homme Mort.



En Saint-Antheme, expresiva figura homenaje a los caidos.



Subiendo este segundo BIG, de nombre tan largo que voy a obviar.



En la cima, el zurrón de BIGs se va llenando por momentos.



En pleno descenso, no puede faltar la placa.



Una vez de vuelta en Saint-Antheme, voy a por el tercer BIG, el Col de Baracuchet.



El puerto en sí es precioso, aunque el viento ya deja de ser amigo y se va a volver odioso.



Terreno desprotegido para que el castigo eólico sea mayor.



Una vez coronado Baracuchet, descenso hasta Roche, donde empezará terreno rompepiernas.



Roche, un pueblecito muy bien cuidado.



Los silenciosos gritos del pasado retumban en las empedradas calles de Roche.



Un terreno muy complicado el que tengo hasta el inicio del Col du Beal. Muchísimo viento y continuas subidas y bajadas.



Paso bajo la atenta mirada del Castillo feudal de Chalmazel. Villa situada en el corazón de las montañas de Forez.



Y empiezo el plato fuerte del dia, el Col du Beal, frontera entre la Loire y el Puy de Dome.



Enormes bosques en los 2 primeros tercios de la subida...



... para dar paso a terreno pelado en el tramo final. Estamos ya en terreno volcánico, aunque no es para asustarse.



Cartel en la cima. Hay una fuente estupenda que aprovecho para saciar mi sed y llenar el bidón.



Último vistazo a esta cordillera que son los Monts de Forez antes de comenzar el largo descenso hasta Vertolaye.



Un descenso para disfrutarlo, como se puede ver. Es el Bois de la Sabliere, bosque espectacular.



El descenso es revirado, debo llegar hasta el rio Dore.



Ambert, la ciudad más grande de esta zona. Aquí empezará un puerto más, el Col des Fourches.



El viento hará dura esta subida, ya son muchos puertos hoy y el cansancio grande.



Ambert quedó muy abajo y yo voy deseando que lleguen bajadas, ignoro como es el terreno hasta el final de etapa pero me temo lo peor.



Cima del Col des Fourches. Pero yo tengo que desviarme de esta carretera para atravesar de norte a sur medio Parque Natural, cosa que no me huele nada bién.



En efecto, se suceden los rampones, pequeños puertos, rugosas bajadas... todo acompañado siempre de fuerte viento de cara. Lo empiezo a pasar mal de verdad y aprovecho momentos como este, al paso por Fournouls, para relajarme y disfrutar un poco del paisaje de la zona.



Pero solamente fué un espejismo, la subida se encabrita nuevamente y va a tocar sufrir hasta el final.



Preciosas y solitarias carreteras por la Francia interior, tan intenso el verde que hace daño a los ojos.



Siempre salvando barrancos y sorteando arroyos, empieza a bajar el sol y a bajar mi reserva de fuerzas.



Voy sintiendo próximo el final mientras paso bajo estas gigantescos árboles, muerto de hambre que voy y pensando en el plato de raviolis y las albóndigas que me voy a zampar cuando llegue al coche.



Y por fin, cuando el reloj está a punto de dar las 6 de la tarde, llego al coche, que había dejado aparcado a las puertas de la iglesia. Hoy he llegado bien cascado, es el tercer dia y la etapa ha sido muy dura y complicada. Pero he podido completarla según los planes, y eso me satisface.



Como cada dia al terminar, me quito la ropa de ir en bici, me seco un poco con la toalla, me paso la esponja con agua y me visto de paisano. La bici al maletero y el GPS en marcha con el nuevo destino.

Para mañana, antes de salir de casa, daban posibilidad de lluvia. Pero han pasado 3 dias y no sé las previsiones como estarán. De todas formas, estoy tan hecho polvo que si llueve casi me dará una alegría, jeje.

Me pongo en camino, hoy casi todo será autovía, conducción relajada. Un rato antes de llegar a destino, paro en una area de servicio grande y busco un sitio tranquilo y sin demasiada luz, donda ya hay alguna autocaravana pernoctando. Bién cenado y ya más descansado, empiezo a desear que mañana haga bueno, pues la etapa promete ser bastante espectacular.

Me acuesto a las 10 de la noche y no tardo en dormirme, mientras a lo lejos se oyen retumbar algunos truenos...


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