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viernes, 8 de abril de 2011

Ruta alforjera del deshielo 2: Figueres - Sant Joan de les Abadesses


Tras descansar relativamente bien, a las 4 de la mañana suena el despertador. Ya sé que no son horas, pero hay que desayunar. Por delante hay más de 230 kms y 5000 metros de desnivel, y eso necesita varios depósitos. De momento, voy a salir con el primero bien lleno. Unos croissants de chocolate y una botella de cacaolat sirven para recargar el cuerpo con azúcar a tope.

La pensión, a pesar de ser modesta, cuenta con un guardia durante la noche. Cuando me ve bajar a esas horas vestido de ciclista, con la maletita en la mano y el frontal puesto, no sé que debe pensar.... y mejor ni saberlo! Me abre el garaje y charlamos un poco mientras monto la maleta, enciendo las luces y compruebo que todo esté correcto. A eso de las 5, empiezo la etapa.

Haré de noche toda la parte menos interesante de la etapa de hoy, empezando por la nacional II y luego ya subiendo el Coll de Manrella. Es al llegar a la cima de Manrella cuando despunta el alba.


Un precioso amanecer, que desde la más absoluta soledad de esta carretera, la fresca brisa matutina y el incesante canto de los pájaros, hacen de este momento algo único.


En el Coll de Manrella, frontera con Francia, termina el asfalto. Hay aquí un monumento homenaje a Lluis Companys. Ahora tendré un kilómetro por pista de tierra en descenso, hasta llegar a la urbanización de Les Illas. Lo hago a pie, ya que no está en muy buen estado.


El descenso de este primer puerto del dia es por una carreterita muy rugosa, estrecha y revirada. Siempre siguiendo la riera de Maureillas.


Cruzo el pueblo de Maureillas y acto seguido paso sobre el rio Tech. Por allí arriba debe estar su nacimiento.... el agua está recién salida del deshielo!


En la capilla de St Jean Pla de Corts pido a Dios que no me abandone hoy, que lo que tengo por delante tiene mucha tela del telar. Creo que lo pedí sin mucha devoción ni convicción...


El segundo puerto del dia es un encadenado, primero el Col de Llauró y acto seguido la Collade de Rimbault o Coll d´Oms, según quién lo diga. Aquí estoy subiendo Llauró, precioso en esta mañana de viernes.


Subida muy cómoda, aunque no debo cebarme, que luego lo voy a pagar.


El Mediterraneo no se llega a ver, pero se intuye. El calor empieza a pegar fuerte en esta zona del sur de Francia.


Corono el Col de Llauró y sigo la subida con unos paisajes que me dejan ensimismado.


El pueblo de Oms. Su nombre designa un lugar plantado de olmos.


Me pregunto que se debe sentir viviendo en un sitio así.


Prosigo la subida de este segundo puerto. Los 2 primeros puertos han sido fáciles, pero los 4 siguientes ya serán otro cantar.


Aparece como de la nada otro pueblo, Taillet.


81 habitantes ahí arriba.


Nuevamente debo bajar hasta el valle del Tech, siempre punto de referencia en los 4 primeros puertos de hoy.


Bajada cómoda hasta llegar a Ceret, donde cojeré la carretera general para ir remontando el rio.


Pasando por Amelie les Bains, pueblo importante y muy alargado. Las fuentes termales fueron utilizadas desde la antiguedad, y los romanos, cómo no, construyeron unas termas.


Un buen número de kilómetros ahora siguiendo el curso del Tech hacia arriba. Debo llegar hasta el pueblo de Le Tech (se llama como el rio). Hace ya calor a base de bién.


Estoy de mucha suerte y aparece ante mí esta fuente que provoca una parada para refrescarme, beber hasta la saciedad y llenar el bidón para lo que venga.


En el pueblo de Le Tech, me salgo de la general para hacer el bucle de Col de Sous. Carretera estrechísima!


Un hilo de asfalto.


Es lo bueno de Francia. Una finísima capa asfáltica, que en absoluto es cómoda para rodar pero permite acceder en bici de carretera a muchísimos sitios que en nuestro país sería impensable.


Si no fuera porque me he asegurado bién, pensaría que el asfaltado se va a terminar de un momento a otro.


La calma es absoluta, solamente se oyen los pájaros.


Una preciosidad, un gran descubrimiento.


Un par de casas de payés dan un toque humano a todo esto.


Tras una curva de vaguada, cambio de ladera y de montaña, para enfilar el final de la subida.


Desde arriba de Col de Sous. Gozar conmigo!


La bajada de Col de Sous me deja en Prats de Molló.


Prats de Molló y el rio Tech cada vez más poca cosa. Empieza el primero de los 3 puertos "de primera" de hoy, y mira que estoy bastante cansado...


Voy a subir a Les Forquets, que aun no sé muy bien si es un refugio, una estación o qué demonios es. Voy sin referencias, solamente sé que, en el perfil del bikemap, era el puerto más empinado de los 6 de hoy. Y eso me atemoriza...


Llego a La Preste les Bains y dejo la buena carretera para cojer la pista que sube a Les Forquets.


La subida se endurece y veo el valle del cual vengo subiendo ya hace rato. El calor ya es sofocante, me queda poca agua y mucha subida y tengo la boca seca.


La subida ya era dura, pero cada vez se endurece más. Me queda, creo, la tira de subida, un culo de agua y voy sudando como un perro porque no corre aire. Lo tengo claro, aquí me bajo de la bici y me pongo a caminar. Y mira que es mala pata que el único coche que pasa es en estos momentos...grrrrr. Me dice si quiero subirme, pero le digo que no, que para eso me doy media vuelta. El buen hombre se va y yo maldigo mi cabezonería... si le hubiera dicho que sí...


Y entonces, al igual que sucedió ayer, otro milagro. Pero éste, un milagro de los gordos, de los que te dan ganas de llorar de alegría. Agua helada a raudales! Me lanzo, me refresco de arriba a abajo, bebo, respiro, vuelvo a beber y lleno el bidón.


Sabiendo que esta fuente la volveré a encontrar al bajar, y sabiendo que en el siguiente puerto no hay fuentes conocidas, ya voy más tranquilo. Me monto en la bici de nuevo y empiezo a comerme el segundo bocata que traía de casa. El pobre está ya mírame y no me toques, pero o como o casco. Ahora me da igual que me dé sed, en la bajada volveré a parar en esa fuente.

La inmensidad de la montaña abruma un poco.


Sigo subiendo, menudo mal rato que he pasado, no quiero pensar lo que habría sido de mi sin esa fuente.


La subida afloja, todo se me pone a favor. Como bien dicen, después de la tormenta siempre viene la calma, jeje.


Entonces llego al paraiso. Varios torrentes confluyen en este punto, baja agua de la montaña a raudales. Que emoción, después de tanta penuria poder estar aquí y sin tener sed.


Agua para todos!


En el final del asfalto, veo parte del último tramo de subida. Ahora la pista sigue pero ya es de tierra y piedras.


Me doy media vuelta, en la fuente vuelvo a refrescarme y beber, bajo hasta Prats de Molló y empiezo el quinto del dia, el Coll d´Ares, otro de primera.


Tiene un tramo muy duro en su primera mitad, pero como ya lo he subido varias veces voy preparado.


Esta herradura es el Coll de la Seille, ahora viene un tramo de pendiente muy suave.


Un puerto muy abierto, de vistas excepcionales.


El calor, a medida que entramos en la tarde, se vuelve cada vez más fuerte.


Subida de grandes panorámicas.


En la cima, mirando hacia Francia...


... o mirando hacia España. Por ahí voy a bajar.


Me lanzo a tumba abierta en una bajada rapidísima por carretera perfecta y ancha. Me he puesto de límite llegar a Camprodón a las 5 de la tarde para poder subir a Vallter 2000. Si llego más tarde, no subo.


En la bajada, no sé si correr para llegar en hora o ir despacio para no llegar, jeje. Llego a Camprodón a eso de las 16.30..... Vaya, hay que subir a Vallter 2000! Paso por Camprodón.


El rio Ter flanqueado por las casas.


Y al salir de Camprodón enfilo esta preciosidad de valle del alto Ter. Llegando a Llanars.


Aunque parezca mentira, en ese peñasco hay un pueblo. ¿Su nombre? La Roca, claro....


Me acerco a Villalonga de Ter, subiendo por uno de los valles más bellos de Cataluña.


Acercándome a Setcases, subiendo con aire a favor me hace no pensar demasiado en lo que aun me queda.


Setcases. Se termina la subida fácil y empieza el último puerto del dia, también de primera categoría. Un termómetro marca 28º y yo ya me quiero morir.


Además, lo más duro son los primeros 4 kilómetros, que me van a quitar las escasas fuerzas con que llego.


Tremenda imagen que acentúa el cansancio, rampas durísimas en este tramo rectilíneo.


Entramos luego en la zona del bosque de la Xoriguera y viene curveo, la subida se vuelve más humana.


Vemos parte del trozo más fácil de la subida a Vallter 2000.


Las nieves cada vez están más cerca, hay que llegar a ellas.


Ahí arribota, en las primeras nieves, está la cima del puerto.


En la zona de herraduras final, lo más fácil de todo.


Y se acabó. Esto es la estación de esquí de Vallter 2000, a 2.162 metros de altitud. El techo de la ruta alforjera del deshielo.


Un vistazo a la estación, ya cerrada en abril, antes de lanzarme en larguísimo descenso hasta el albergue.


Llego al albergue a las 19.30, una hora perfecta. Tras aposentarme y ducharme, toca ir a cenar. Así se le queda el cuerpo a uno después de 240 kms, 6 puertos y 5.000 metros de desnivel con pantaloncito corto y maillot de manga larga "arremangao". Duele.....


Como hay poca gente, tengo esta habitación de 4 camas para mi solito. Ceno en el gran comedor donde solamente hay una pareja y su hijito, y me acuesto.


Me queman mucho las piernas y los brazos (suerte que solamente es un trocito de cada brazo) y duermo fatal, despertándome cada momento. La etapa ha sido brutal y mañana tengo otra que tampoco se queda manca.

Una cosa tengo clara: mañana no me arremango para nada el maillot.


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