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martes, 9 de febrero de 2010

Ruta alforjera zaragozana: Al norte del Ebro (I)

Aquí comienza la segunda parte de la aventura iniciada a finales de otoño, con la ruta alforjera zaragozana "Al sur del Ebro". Ahora, para completar la provincia, toca recorrer la zona norte, tocando también algo de Huesca. Una ruta de algo más de 600 kms que me ha de llevar a conocer otra pequeña parte de este mi gran país.

Tuve un compañero inesperado e inseparable: el viento. Fortísimo viento de principio a fin, que me obligó a variar los planes iniciales y me dejó sin ver un par de sitios interesantes. En esta primera etapa es cuando más me fastidió, pues siempre fue de cara o de costado.

Misteriosamente, en esta primera etapa no se grabó el perfil. Han sido un total de 170 kms, saliendo en La Almolda y finalizando en Murillo de Gállego.

Todo empieza aquí, en el ayuntamiento de La Almolda.



Bajo a la zona escolar, donde me espera Carlos que ha venido de Bilbao para hacer un trozo de ruta conmigo.



A poco de amanecer nos ponemos en camino, por la zona de Monegros, en largas rectas y ya con fuerte viento desde primera hora. Nos acercamos a Castejón de Monegros.



Una mañana muy fria, acentuado por el viento.



A la que ganamos una mínima altitud, tenemos buenas vistas de las montañas pirenaicas nevadas al fondo.



Cientos de hectareas otrora secano, ahora cultivables gracias al Canal de Monegros.



Proseguimos la marcha dirección Pallaruelo de Monegros.



Aquí al haber árboles da un poco de alegría a la ruta.



Grandes construcciones enmedio de la nada. El Monasterio de Nuestra Señora de las Fuentes.



Rectas desalentadoras, pues no avanzas debido al aire, que nos han de llevar hasta Lanaja.




Ya vemos las montañas nevadas algo más cerca.



Ahora debemos llegar a Alcubierre, alli al fondo.



Y empezamos el Puerto de Alcubierre, el primer puerto del dia.



Subida con gran castigo eólico, que hacemos como mejor podemos.



Arriba, nos apartamos unos metros de la carretera para ir a visitar estas trincheras de la guerra civil.



Vista desde lo alto del Puerto de Alcubierre, con la trinchera a la derecha de la imagen.



Bajamos el puerto hasta Leciñena, y de ahi a San Mateo de Gállego, donde cruzamos el rio Gállego y ponemos rumbo al norte hasta el final.



Rectas demoledoras con fortísimo viento entrando por la izquierda.



Entre Zuera y Las Pedrosas se hace casi imposible ir en bici. En este punto me despido de Carlos, el se va a bajar a Huesca a seguir con su plan, y yo debo llegar a Murillo de Gállego donde tengo hostal. Quito de la ruta todo lo de Sierra de Luna, Monlora y Sierra Mayor y decido ir a Murillo por el camino más corto, y asi poder subir al Castillo de Loarre.

De esta manera, en Las Pedrosas me desvío a la derecha para ir directo a Ayerbe. Aquí en el Parque eólico de la cima, que os voy a contar...



No apto para los que padezcan agorafobia, jejeje.



Las nubes avanzan a toda leche, y los molinos meten un ruido!



La carretera va directa a las montañas.



Voy tan despacio que se me echa la tarde encima.



Tras pasar por Piedratajada y Puendeluna, me acerco a la civilización.



Paso por Ardisa...



... y Biscarrues.



Y tras atravesar Ayerbe, cojo la carretera que sube al Castillo de Loarre.



Largas rectas al principio con viento del norte brutal.



Aquí vemos el pueblo de Loarre y, arriba, el Castillo.



Tras pasar Loarre, cojo la carretera que sube al Castillo. En la primera herradura a la izquierda, el viento me tumba! No pasó a mayores, pues ya me lo veía venir y estaba "preparado". Me costó poco decidir que hoy no se podía subir ahi, por toda esa ladera descubierta y con ese vendaval. Más me costó dar la vuelta a la bici y volverme, se la llevaba el viento!!!

Con el dia ya hecho, vuelvo a bajar a Ayerbe.



Y consigo llegar a Murillo antes de que se haga de noche completamente, y asi puedo ver los Mallos de Riglos, otro objetivo de la jornada de hoy. Imponentes moles de piedra.



Hostal "Los Mallos", apañadito, 40€ cena y cama.



Y aquí con toda la paradita, ritual de cada fin de etapa.


A las 9, a la cama, que mañana hay otra jornada presiento que también muy castigada por el aire.

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